La 'magia' de las redes sociales ayuda a reconstruir la triste historia de amor de un químico oscense cien años después

Un historiador logra, a través de un llamamiento en X y unas curiosas fotos, saber la identidad del que fuera novio de su tía abuela en los años 20.

Estas tres fotos forman parte de las pistas que el historiador Fernando Siles lanzo en redes para intentar saber más de sus protagonistas.
Estas tres fotos forman parte de las pistas que el historiador Fernando Siles lanzo en redes para intentar saber más de sus protagonistas.
H. A.

Cuando Fernando Siles vio las fotos de su tía abuela Florinda y del que fue su novio, Jesús, sintió ganas de saber más. Este historiador, afincado en Madrid, con una cuenta en X (@itineratur) que tiene más de cien mil seguidores interesados en sus curiosidades sobre arte, arquitectura o arqueología, trasladó a la red social esa inquietud personal: ¿quién era ese misterioso Jesús, a secas, cuyas imágenes guarda aún su familia como recuerdo de la relación amorosa y finalmente trágica que mantuvo con su tía hace ahora cien años?

El pasado 20 de febrero, escribió lo siguiente acompañado de cuatro preciosas fotos tanto del aún entonces misterioso Jesús como de la que era su prometida: "Mi tía abuela tuvo un novio en Zaragoza. Se llamaba Jesús y era físico o químico según a quien preguntes. Mi tía y Jesús estaban prometidos y seguramente vivieron algunos instantes de felicidad en la Zaragoza de los años 20; pero un día él se fue de excursión al Pirineo, atrapó una pulmonía y se murió. Dicen que cuando a mi tía se le fue el disgusto ya no tenía edad para casarse así que se quedó soltera. El otro día encontré un álbum con fotos de Jesús, el novio de mi tía abuela. Me pregunto si en algún sitio hay otra familia que todavía guarde su recuerdo, tal como nosotros lo hacemos".

Desde el martes pasado, el post principal del hilo acumula casi un millón de visualizaciones. Nueve mil 'me gustas' y más de mil retuits. Las respuestas se cuentan por cientos. Y, lo mejor, algunas de ellas han permitido reconstruir la historia de aquel joven científico que murió de forma prematura.

La historia de Florinda

Pero empecemos por Florinda. De apellido era Úriz Torramilans, se trasladó a principios del siglo pasado de Pamplona a Huesca acompañando a su padre, gobernador militar. Es en la capital altoragonesa donde, presumiblemente, entró en contacto con Jesús al que, durante todos estos años, la familia de Siles lo tenía como "físico o químico" y de apellido "Cardús o algo así".

Florinda Úriz, en una foto tomada por su novio, el oscense Jesús Llanas.
Florinda Úriz, en una foto tomada por su novio, el oscense Jesús Llanas.
Del archivo de la familia de Fernando Siles

La 'magia' de X comenzó funcionar a todo trapo para, entre otras, cosas, matizar esos datos. A través del hilo de @itineratur, la breve vida de Jesús se empezó a reconstruir colaborativamente.

Un día más tarde de la llamada de Fernando Siles, fue Beli Artigas, otra historiadora que en X regenta la cuenta @criticartt, la que dio con el nombre correcto de Jesús: Jesús Llanas Aguilaniedo. 

Fue bioquímico y doctor en la facultad de ciencias de la Universidad de Zaragoza. Y, efectivamente, Beli confirma que murió muy joven, en agosto de 1925, con solo 27 años. Todo apunta a que el motivo fue una tuberculosis. "No esa pulmonía en la versión de mi familia", comenta Siles, quien sí puede dar fe de lo que fue de su tía abuela tras el fallecimiento del aragonés: "Se encerró en su casa de Zaragoza, llevó un luto muy largo y no se volvió a casar, aunque aún no se habían casado, para ella fue como si hubiera enviudado".

Jesús Llanas, asomado en la catedral de Huesca.
Jesús Llanas, asomado en la catedral de Huesca.
Archivo de la familia de Fernando Siles

Todo apunta que fueron los estudios los que llevaron a Jesús Llanas de Huesca a Zaragoza. La casualidad quiso que también Florinda hiciera el viaje hacia la capital aragonesa, donde trasladaron a su padre y lo que, es de aventurar, abundó en que la relación de ambos se mantuviese.

Curiosamente, Siles no conserva ninguna foto de la pareja, pero sí numerosos retratos que él le hizo a ella, algunos experimentales, como unos teñidos de azul. La cercanía de los Llanas al mundo de la fotografía profesional es evidente y entre los aportes de los tuiteros está también el de que un hermano de Jesús, Feliciano, fue un conocido fotógrafo.

Por ejemplo, es particularmente hermoso un retrato del joven, donde se le ve de pie, iluminado por un rayo tamizado por un imponente rosetón de piedra. Otro tuitero, Egoitz Madrid, "emocionado por la historia" e "impresionado por la foto" no paró hasta localizar el lugar donde se hizo: que resultó ser el gablete de la puerta principal de la catedral de Huesca (ahora está tapiado).

Pero si un aspecto se ha podido desarrollar de la vida de Jesús es el profesional. En ese sentido, las fotos han sido de nuevo fundamentales, pero también el cable que ha echado el Archivo de la Universidad de Zaragoza.

Desde esta institución aportaron a la tarea de reconstrucción nada menos que su ficha de identidad escolar (si bien conservan más material que han puesto a disposición de la familia de Fernando Siles). En el documento aparece una foto de Jesús y sus notas del "periodo de licenciatura" (bastante buenas).

En otras instantáneas relacionadas con su faceta de químico, el oscense Llanas aparece trabajando con curiosos ingenios científicos de la época en alguna estancia de lo que ahora es el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, cuyas columnas son perfectamente reconocibles en las imágenes.

Llanas, trabajando en el laboratorio de la facultad de ciencias con una de las reconocibles columnas de lo que ahora se conoce como el Paraninfo.
Llanas, trabajando en el laboratorio de la Facultad de Ciencias con una de las reconocibles columnas de lo que ahora se conoce como el Paraninfo.
Archivo de la familia de Fernando Siles

La historiadora Beli Artigas fue la encargada de aportar un documento clave para confirmar el triste final de Jesús Llanas: una esquela en el 'Diario de Huesca' publicada el 5 de agosto de 1925, donde se da cuenta de la muerte, con solo 27 años, del joven científico.

En ella se le describe como "doctor en Ciencias Químicas, director del laboratorio municipal y ayudante de la sección de Ciencias del Instituto General y tecnico de esta capital", motivo que explicaría que entre los 'firmantes' de la esquela esté el propio ayuntamiento oscense. Entre los familiares aparecen su madre, una hermana (Victoria), así como Feliciano.

Aún sorprendido por la respuesta de la gente, Siles (autor del libro 'Cuando la torre Eiffel era roja y las vacas cuadradas') considera más que satisfecha su curiosidad, si bien aspira a que en algún momento "aparezca algún Llanas o alguien que, como nosotros, tenga fotos de aquella historia de amor". Que alguien recuerde el otro lado de esta tan triste como entrañable historia.

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