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La Berlinale sella su historia de amor con Carlos Saura hasta la eternidad

El festival rinde tributo al cineasta oscense con el estreno mundial de la versión restaurada de ‘Deprisa, deprisa’, ganadora del Oso de Oro en 1981.

Anna Saura, este lunes en el ‘stand’ de España en la Berlinale.
Anna Saura, este lunes en el ‘stand’ de España en la Berlinale.
Heraldo.es

Un año y diez días después de su muerte, el legado de Carlos Saura (Huesca, 1932) luce más vivo que nunca. A lo largo de los últimos doce meses se han sucedido los ciclos y homenajes en todo el planeta. Este jueves la antorcha ha pasado a manos del Festival Internacional de Cine de Berlín, la Berlinale, que ha recordado al oscense con una sesión muy especial.

La Academia de las Artes de la ciudad alemana acogió el estreno mundial de la versión restaurada en 4K de ‘Deprisa, deprisa’ (1981), uno de los clásicos de su filmografía. Una proyección que se repetirá este miércoles y el domingo en otros enclaves.

Sus hijos Antonio y Anna se han desplazado a tierras teutonas para abrazar el cariño y admiración que despierta su padre. "Estamos muy contentos. Todos estos homenajes que se le están dedicando para recordar y reivindicar su figura son más que bienvenidos. Ojalá sea así siempre porque permiten que su cine llegue a la gente más joven que, por edad, no conoce su obra. Es importante que su figura viva y su legado perdure. Además, en este caso se trata de la Berlinale, uno de los festivales más importantes en su carrera y al que siempre le gustó acudir", explicó Anna a HERALDO desde el ‘stand’ de España en la cita.

Ciertamente, la historia de amor de Saura con la Berlinale viene de lejos y fue muy intensa. Allí, en 1966, su trayectoria cogió un impulso determinante al recibir el Oso de Plata por su película ‘La caza’. Y en 1981 conquistó el Oso de Oro con la mencionada ‘Deprisa, deprisa’. "Berlín le cambió la vida con ‘La caza’. Él siempre decía que fue sin ningún tipo de pretensión, solo estar ahí era algo inimaginable y a los dos días le llamaron para decirle que le iban a cambiar de hotel para que se quedara unos días más y más tarde que le ponían un coche y le invitaban a la gala de clausura", ha relatado Anna con mucha emoción.

Con el objetivo de que la obra y vida de Carlos Saura se perpetúen y preserven, sus hijos revelaron ayer en Berlín que están en el proceso de constituir una fundación cuya sede la ocuparía la casa de Collado Mediano, en la sierra de Madrid, en la que residió durante las últimas cuatro décadas. "Mi idea y la de mis hermanos es que su casa se convierta en sede de la fundación y que ahí podamos desarrollar programas, un centro cultural multidisciplinar, no sólo de cine, que lleve su nombre. Era su refugio para crear y donde se reunía con toda la gente para hacer sus proyectos", concluyó.

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