Por
  • Luis Alfonso Bes

Zubin Mehta sigue emocionando

Un momento del concierto de este lunes en el Auditorio de Zaragoza.
Un momento del concierto de este lunes en el Auditorio de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Produjeron sonido extremadamente compacto. La Münchner Philharmoniker trazó planos sonoros bien definidos por un emocionante Zubin Mehta a la batuta. El mítico director, pese al deterioro físico inherente a sus 87 años, dirigió desde su silla a la agrupación bávara con igual carisma que cuando uno lo vio por primera vez en 1981, al frente de la New York Philharmonic en el Lincoln Center neoyorquino.

Así, la gran orquesta atacó con decisión la ‘Sinfonía nº 2 en re mayor, opus 73’, de Johannes Brahms exhibiendo su mayestática sección de cuerda de sesenta miembros en distribución de violines primeros a la izquierda, segundos a la derecha junto a las violas, cellos en el centro y contrabajos en la parte posterior izquierda del escenario, logrando la consiguiente y peculiar personalidad acústica. Hubo mucho encanto y serenidad bucólica en esa canción de cuna relacionada con la que luego tanta fama proporcionó a Brahms. El trompa lo dio todo en el lúgubre adagio, demostrando la precisión que tal instrumento puede llegar a tener tocado con maestría, y el ‘allegreto’ sonó adecuadamente gracioso. Rasgo al que contribuyó el efecto vivaz de la cuerda en saltillo. Tras un ‘finale’ impactante, generoso en decibelios, seguido de sonoras ovaciones, Mehta y la Münchner Philarmoniker ofrecieron como bis ‘Danza eslava n° 8’, de Antonin Dvorak.

Münchner Philharmoniker *****
Programa:‘Concierto Nº 2 en si bemol mayor, opus 83’ y ‘Sinfonía nº 2 en re mayor, opus 73’, de Johannes Brahms.
Piano:Yefin Bronfam.
Director: Zubin Mehta

El concierto había comenzado con el ‘Concierto para piano Nº 2’, también de Johannes Brahms, con Yefim Bronfman al teclado, quien ofreció una interpretación fuertemente imbricada con el sonido orquestal. Bronfman sobresalió especialmente en su solo del primer movimiento y se benefició del crisol de sonido orquestal brillante y equilibrado que el gran Zubin Mehta puso a su servicio. Largos aplausos y el ‘Preludio nº 5, opus 23’, de Sergei Rachmaninov como bis.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión