La sesión de la Sociedad Filarmónica del pasado domingo comenzó con unas palabras de bienvenida por parte de su presidenta, Cristina Sobrino, explicando el origen de los Centros de Música Santa María que han resultado agraciados con el Premio de la mencionada entidad al cumplirse el 50 aniversario de la creación de los mismos. Intervino a continuación Ana Pilar Zaldívar, directora de los Centros galardonados, agradeciendo la distinción.

Entrando en el desarrollo del concierto, Magdalena Llamas, mezzosoprano, con Guillermo González al piano, ofrecieron un recital integrado por obras de diversos autores que el pianista fue presentando, haciendo especial referencia a José Antonio Abad, presente en la sala. Puso de relieve el carácter propio de la música española para piano y voz, que la diferencia de la usual en otros países por el uso polifónico del contrapunto.

La voz melodiosa, aterciopelada y sin aristas de la mezzosoprano desarrolló una delicada panoplia sonora con las dos piezas de Antonio Carvajal Milena ‘Dime’ y ‘El loto’, a las que puso música el granadino Héctor Eliel Márquez, el más joven de los compositores incluidos en el programa.

Federico García Lorca fue el inspirador del ya mencionado J. A. Abad, quien utilizó textos del eximio poeta para darles nueva vida con sonoridades íntimas que Magdalena Llamas deslizó sigilosamente con seguridad y elegancia, apoyada por Guillermo González, avezado en el oficio y siempre atento al detalle.

Otro de los mitos literarios del pasado siglo, Miguel de Unamuno, fue quien motivó al aragonés Ángel Oliver Pina, fallecido en 2005, para componer cuatro canciones de juventud, jugosas y chispeantes.

Tras la pausa, todo correspondió al numen de Isaac Albéniz, de quien los intérpretes desgranaron una decena de temas infrecuentes, pero de sustanciosa profundidad. Hubo una propina.