La figura de Pierre Lemaitre, reconocido escritor superventas francés, se asocia a su saga en torno a los casos del comandante Camille Verhoeven y a ‘Los hijos del desastre’, su trilogía sobre el periodo de entreguerras. ‘Nos vemos allá arriba’, la primera entrega, fue llevada al cine con sugerencia por Albert Dupontel en 2017. Clovis Cornillac, como el nombre anterior también un actor que ha evolucionado hacia la dirección, se encarga de la adaptación de ‘Los colores del incendio’, el segundo volumen de la serie, para lo que se apoya en un guión del propio Lemaitre. Su dudoso uso de la cámara lenta en el hecho trágico con el que acaba la secuencia inicial en el funeral hace que de partida asome la desconfianza respecto al tratamiento. Sin embargo, a pesar de que el tono no siempre está conseguido, de algunas faltas de desarrollo y de que se nota que se han resumido y reducido pasajes, la película promueve el entretenimiento.

La venganza que se va orquestando y preparando suele despertar afinidad y la emprendida por Madeleine Péricourt, una mujer que hereda el banco familiar y después lo pierde todo, se sigue con interés y curiosidad. El personaje, interpretado por Léa Drucker, tiene una presencia más diluida de lo debido cuando Cornillac (quien se reserva el papel del chófer que después ayuda como investigador) construye las tramas secundarias. No obstante, la narración consigue transmitir su decisión y fortaleza en el momento requerido.

El hecho de que el traidor principal, el viejo colaborador del padre fallecido (buena aportación de Benoît Poelvoorde), se dedique luego a la industria aeronáutica da un punto vistoso dentro de la exposición superficial. En esa línea se mueve la parte que acontece en la Alemania nazi. En el cauce complementario destaca, por su carácter evocador, la relación de amor por la música entre el hijo enfermo y la soprano que le cautiva, rol a cargo de Fanny Ardant.