El Circo del Sol cautiva en Zaragoza con ‘Ovo’ a un público atónito ante la perfección

El nuevo espectáculo de la compañía canadiense estará hasta el domingo en el pabellón Principe Felipe

Acróbatas del Circo del Sol, durante la función de este 10 de enero en Zaragoza.
Acróbatas del Circo del Sol, durante la función de este 10 de enero en Zaragoza.
Toni Galán

El Circo del Sol (ellos prefieren Cirque du Soleil, como buenos quebequeses: pardon) ha llegado a la ciudad, como el pistolero de los Pistones allá por los primeros años 80. Lo de aquel personaje de canción era una aparición pendenciera: este ‘Ovo’ que trae el circo más famoso del planeta es todo lo contrario, una zambullida en la jungla de la fantasía, que promete y cumple.

Tras varias visitas en las dos últimas décadas, no deja de asombrar el grado de perfección, detallismo y originalidad de cada escena o número acróbata que plantean estos artistas escogidos entre las canteras más prolíficas del planeta. Se quedan en Zaragoza hasta el próximo domingo para ofrecer otras seis funciones, ya que en las dos jornadas del fin de semana habrá pases dobles. Las entradas se venden en Ticketmaster (de 78 a 135 euros); ayer no se llenó el aforo disponible, limitado además por las gigantescas proporciones del escenario.

Los insectos dominan el mundo

El peso de ‘Ovo’ lo llevan insectos. Antropomorfos, sí, aunque algunos de los artistas parecen seres desprovistos de osamenta. La música es clave como hilo conductor de todo el despliegue escénico, y también preside el momento inicial en el inmenso ‘ovo’ asentado en la pista se desinfla (aquí no se apareja eso de desinflar un globo con la decepción: al contrario) para poblar la escena de pequeños grandes seres del bosque. Al fondo, algunos escalan la pared al estilo de aquel ‘Hombre vertiente’ que recordarán los nostálgicos de la Expo 2008.

Como también acostumbra la casa, el desarrollo del ‘show’ está trufando de humor. Los ’oohs’ y ‘aahs’ comienzan con las primeras acrobacias verticales, que ponen a prueba la fuerza de brazos y piernas con descuelgues salvajes desde lo alto de grandes varas, unas caídas que detienen a apenas unos centímetros del suelo auténticos atletas que no pierden la compostura en la pose.

Es fácil normalizar lo difícil cuando se ha visto unas cuantas veces, pero conviene reflexionar (a sorbos, y con los seis sentidos) sobre la información que lanza en ‘Ovo’ uno de ellos, la vista. Estimado público con entradas en la mano o dispuesto a comprarlas:no siguen ‘spoilers’ en este relato, sino la garantía de que será diferente y emocionante para cada uno de ustedes, conozcan o no a este circo (cirque, je suis désolé), admiren a los zancudos y sepan quien era Jean Pierre Jeunet, uno de los artesanos del filme ‘Delicatessen’ en los 90. ‘Ovo’ bebe de ahí, y también del Puck shakesperiano o de Akira, dios del manga.

Hay metáforas y guiños por doquier. A la ceremonia de la crisálida (muy hermosa), al ‘slapstick’ y New Order, a los duelos con espadas, a Pixar, a Spiderman y Arlequín juntos, a la danza clásica y el blues, al violinista sobre el tejado y la salsa, al espíritu Ringling de los grandes circos de antaño... Son decenas de acotaciones al margen, ensambladas con arte y trufadas de indudable espectacularidad.

Mención aparte merece el número de trapecio sin trapecios que llega antes del descanso, con mucha gente en las alturas: cuatro forzudos de precisión milimétrica en lanzamientos y sueltas y varias acróbatas que dotan de sutileza y riesgo a cada una de sus evoluciones, todo con una rítmica demoledora que no afloja un instante.

Una semilla para saber estar

El espectáculo termina en alto: véanlo y saquen sus conclusiones. Y permitan una posdata: si acuden ustedes con criaturas y las criaturas preguntan cosas sin cesar, no le quiten el trabajo a Google (ni el récord en tiempo de reacción: calma) y enséñeles a susurrar, para no molestar a los espectadores que tiene a su vera. En algún momento, por favor, imiten a un progenitor que anoche, cuando su hijo le pedía el móvil para grabarlo todo, le dijo: “No. Disfruta el momento”. Sabio consejo y regalo de futuro para el peque: no tiene precio. Todo lo demás ya existe en la ‘master carpa’.   

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión