'El peor equipo del mundo': Comedia de escaso fútbol
El director y actor neozelandés Taika Waititi se dio a conocer con la divertida, vampírica y de culto ‘Lo que hacemos en las sombras’ (2014). Aquel título le abrió las puertas de la industria estadounidense, donde se ha posicionado con un humor singular, excéntrico y ligero como indican sus dos películas del universo Marvel dedicadas a Thor y especialmente ‘Jojo Rabbit’, revestida de emotividad y que le valió el Óscar al guión adaptado. En ‘El peor equipo del mundo’, Waititi recupera la peculiar historia de la selección de Samoa Americana y del entrenador foráneo (Thomas Rongen) que les ayudó con los conceptos futbolísticos. La construye basando su juego en tres esquemas clásicos: el grupo de perdedores que después ofrece su mejor versión (con la ironía de que el objetivo es que al menos marquen un gol), el choque cultural que da paso a la fuerte vinculación con el lugar exótico y las oportunidades y cambios que conducen a la curación interna. A pesar de algunos detalles cómicos y de un Michael Fassbender entregado al tono, lo que podía resultar curioso se queda en irregular, convencional y escaso.
El filme tiene un problema con su protagonista. Aunque la aportación de Fassbender le confiere relieve y sugerencia, sus momentos de conflicto y de evolución se producen más por lo que evoca el arquetipo y por lo que exige la estructura narrativa que por el proceso descriptivo en sí, insuficiente. No obstante, el tema de la parálisis vital provocada por el dolor genera su implicación, como lo hace la situación de la principal figura secundaria, una mujer transgénero. El cauce normalizador pierde sin embargo efecto por un énfasis demasiado evidente (su rol decisivo en el partido, que la cámara la busque en cada escena grupal).
Waititi plasma el fútbol de manera plana y tampoco atina con el discurso de la charla motivadora, circunstancias que apaña un poco con la simpática forma de relatar el final.
