CÓMICS. OCIO Y CULTURA

Antonio Altarriba lleva al cómic la vida de un niño soldado que arriba a España en patera

El guionista zaragozano y Premio Nacional publica 'Un cielo en la cabeza', de inmigración infantil, con dibujo de Sergio García y color de Lola Moral

Antonio Altarriba en su casa de Zaragoza que comparte con su compañera la fotógrafa Pilar Albajar.
Antonio Altarriba en su casa de Zaragoza que comparte con su compañera la fotógrafa Pilar Albajar.
Guillermo Mestre.

Antonio Altarriba (Zaragoza, 1952) es uno de los mejores y más imaginativos guionistas de los tebeos españoles. Sincero, contundente, comprometido, crítico, escasamente sentimental, incluso cuando trata la historia de sus padre, como hizo en ‘El arte de volar’, sobre su progenitor, con el que logró el Premio Nacional de Cómic en 2010, y ‘El ala rota’, sobre su madre. Hace pocas semanas aparecía su nuevo trabajo, ‘El cielo en la cabeza’ (Norma editorial), una novela gráfica que firma con el dibujante Sergio García de España de 2022 y con la artista y colorista Lola Moral. Es una obra que destaca por la fuerza del guión que firma el escritor zaragozano; por su estructura de novela de formación; por su idea de viaje, por la psicología del personaje (un don nadie que encarna a los héroes de los viajes imposibles), y por la puesta en página, el dibujo, el color, la variedad temática, etc.

El argumento, lleno de aventura, denuncia y política, narra la historia del joven Nivek, que trabaja en Congo en una mina de coltán y es elegido para convertirse en niño soldado y, por tanto, en un joven maestro del asesinato. La escena donde le obligan a comer los senos de su propia madre es brutal y lo perseguirá siempre. Lo acompaña su amigo y cocinero Joseph. Esa condena inhumana conduce al joven un viaje rumbo a Europa que le pone en contacto con mafias que trafican con los migrantes, con los mercaderes de esclavos, a través de varios escenarios y paisajes, y con las pateras que abonan de muerte el Mediterráneo y las costas españolas. En el fondo, Altarriba inventa un Ulises que se enfrenta a un destino que, ya en las primeras páginas, se presenta aciago.

Una de las páginas de 'Un cielo en la cabeza', vinculada a los poderes de la brujería.
Una de las páginas de 'Un cielo en la cabeza', vinculada a los poderes de la brujería.
Sergio García/Lola Moral.

Antonio Altarriba explica: “Ha sido una empresa larga, compleja. Hemos estado tres años trabajando en 'El cielo en la cabeza'. Sergio García Sánchez, y estoy seguro de que se ha fijado en ello, tiene una visión particular de la puesta en página, de la composición, y todo eso requiere un guión que se preste y lo propicie”.

“El Congo sigue siendo ‘el corazón de las tinieblas’, realmente. Es un lugar donde tienen el dudoso privilegio de ser uno de los países más ricos del mundo en lo que a materias primeras se refiere. Desde la colonización de los belgas hasta hoy les ha costado ser un Estado continuamente en guerra"

Cuenta Altarriba, teórico también del universo del cómic, que el libro, presentado por Norma Editorial en gran formato, surge del encuentro que mantiene desde años con los miembros de una Ong que se llama Jambo Congo y que tiene su sede en Vitoria, donde él vive desde hace años, y que cuenta con dos centros en la República Democrática del Congo, y más concretamente, en el Kivu Sur, “que son centros o dispensarios clínicos con lo mínimo, para poder dar cobertura a más de 200.000 personas en cada uno de ellos, y que tienen un colegio, unos talleres de formación profesional, y también hace un trabajo de recuperación y reinserción de los kadogos, los niños-soldado. Ellos fueron los que mostraron una realidad que más o menos desconocemos”, apunta Altarriba.

Si hay un escritor que está vinculado con El Congo es el polaco Joseph Conrad, que situó en su naturaleza exuberante una de sus novelas más perturbadoras: ‘El corazón de las tinieblas’. “El Congo sigue siendo ‘el corazón de las tinieblas’, realmente. Es un lugar donde tienen el dudoso privilegio de ser uno de los países más ricos del mundo en lo que a materias primeras se refiere. Desde la colonización de los belgas hasta hoy les ha costado ser un Estado continuamente en guerra. Prácticamente desde la independencia, la guerra no se ha detenido, se calcula que hay entre diez y doce millones de muertos en esta guerra inacabada, y las guerrillas que no cesan”, explica Antonio Altarriba.

Esta página muestra perfectamente algunos de los valores visuales del cómic: el dibujo, el colorido, la expresividad, la puesta en página, la audaz composición. Nivek, el niño soldado, en acción.
Esta página muestra perfectamente algunos de los valores visuales del cómic: el dibujo, el colorido, la expresividad, la puesta en página, la audaz composición. Nivek, el niño soldado, en acción.
Sergio García/Lola Moral.

‘El cielo en la cabeza’ se inspira en la realidad en el drama de muchos africanos que buscan recomenzar su vida desde Europa, pero también hay conexiones con la biografía del propio guionista. “Cuando empecé a oír a hablar de Jambo Congo, viendo las penalidades que sufren algunos que emprenden el viaje hacia Europa, recordé que yo, claro, por mi familia, tengo la huella del exilio que mi padre sufrió en 1939. Él recordaba el momento de la retirada, el momento del destierro, yo prefiero usar ese nombre que me resulta más gráfico: perder la tierra, y en consecuencia seguir un camino que no sabes a dónde lleva o, muy probable, es que no lleve a ninguna parte o hacia un lugar lleno de desgracias. Esto es algo que le afectó muchísimo a mi padre y a otros. Cada vez que veía imágenes de exiliados, de emigrantes, de gente que perdía su territorio, y abandonaba sus casas con lo puesto y salía a caminar por una carretera que no sabía muy bien adonde llevaba, con la mirada vacía, sin planes y futuro: todo ello fue lo que me ancló la historia de Nivek en una vivencia personal”.

"Mi padre recordaba el momento de la retirada, el momento del destierro. Yo prefiero usar ese nombre que me resulta más gráfico: perder la tierra, y en consecuencia seguir un camino que no sabes a dónde lleva", dice

Ese conjunto de sensaciones, de visiones y de estados de ánimo fue lo le hizo entender un poco más lo que “es el viaje, en alas de una esperanza, con las estrellas de la ilusión, con el cielo en la cabeza, y desde luego, y eso sucede aquí, encontrarte con el otro lado de la ilusión: no haya nada o lo que hay es sufrimiento”.

Otra de las imágenes de 'Un cielo en la cabeza'.
Otra de las imágenes de 'Un cielo en la cabeza'.
Sergio García/Lola Moral.

Antonio Altarriba repara en un segundo aspecto y tiene que ver con la consideración de los héroes. ¿Quiénes son los nuevos héroes? “Estoy convencido de que los héroes de nuestro tiempo, los que tienen que enfrentarse con los monstruos de nuestra época, los que tienen que hacer un viaje repleto de peripecias y mostrando constantemente su valor, son estas personas, los emigrantes, pero desgraciadamente es una odisea que no queremos ver o a la que no le queremos poner cara”.

Considera Altarriba que la mayor parte de las informaciones lo que hacen son como “un censo, con una numero de personas ahogadas, o vivas, un número de mujeres, un número de menores, pero toda la historia que hay detrás, lo que les obliga a emprender semejante trayectoria no solo la ignoramos sino que yo creo no la queremos saber. Hay un punto muy profundo, un tanto oculto en nosotros mismos, que creo que nos dice que tenemos algo de responsabilidad en este fenómeno de la emigración y que buena parte de nuestro confort y de nuestro bienestar como sociedades desarrolladas reposa en esta desigualdad que, en último término, causa estos movimientos migratorios”, denuncia Antonio Altarriba.

A Antonio Altarriba también le preocupa todo lo que“es el viaje, en alas de una esperanza, con las estrellas de la ilusión, con el cielo en la cabeza, y desde luego, y eso sucede aquí, encontrarte con el otro lado de la ilusión: no haya nada o lo que hay es sufrimiento”

En ‘El cielo en la cabeza’ hay de todo: violencia y canibalismo, explotación y violaciones, solidaridad y cuidados médicos, rituales, brujería y superstición, ambiciones desmesuradas, muertes inocentes (muchas), cacerías de animales, algunas historias de amor, y una suerte de paseo accidental por distintos territorios: el Congo, la selva, la sabana, el desierto, el Mediterráneo y España, entre otros. La calidad de los dibujos, la atmósfera, los cambios de luces y el arte de la composición conmueven y sorprenden.

Si el arranque es espectacular y aterrador, el capítulo de la selva es fascinante.

Una de las escenas más dramáticas del tebeo, que ya ha sido traducido al francés, como se ve a quí.
Una de las escenas más dramáticas del tebeo, que ya ha sido traducido al francés, como se ve aquí.
Sergio García/Lola Moral.
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