Personajes adustos en territorio hostil
La literatura de Sara Mesa no es conocida por sus textos sutiles, delicados y ausentes de complejidad. El cine de Isabel Coixet, por su parte, ha conseguido éxito y reconocimiento por historias aparentemente sencillas cuyos personajes, pese a que pueda parecer lo contrario, rebosan calidez, mucho sentimiento y, en ocasiones, hasta ternura.
Isabel Coixet y Sara Mesa, la primera como directora y con un guión que ha elaborado junto a la también escritora Laura Ferrero, y la segunda como autora de la novela, están detrás de ‘Un amor’, la película con la que la realizadora catalana regresa a la cartelera tres años después de la interesante ‘Nieva en Benidorm’ y del estupendo documental ‘El techo amarillo’.
Juntas, pero yo diría que no demasiado revueltas, en ‘Un amor’ convertida en película Coixet imprime su propio carácter en una historia dominada por personajes adustos, ásperos y secos, algunos de ellos extremadamente inquietantes, que acaban coincidiendo en un pueblo apartado, un lugar convertido en territorio duro y hostil para cualquiera que llegue de lejos. Quien se instala allí es una joven que trata de encontrar la serenidad perdida, o la paz, o descubrirse a sí misma.
‘Un amor’, en la visión de Coixet, es una pieza que traza con intensidad la vida en esos parajes que aparentan sosiego cuando dentro de ellos habita la hostilidad, el rechazo… Y es, asimismo, un retrato exhaustivo del deseo, de la pasión descontrolada, sin freno, de ese personaje femenino tan frágil, tan vulnerable, que se enfrenta a sus demonios y a los de otros, tan llenos de traumas, de resquemores, de miedos e inseguridades, y que acaba por desvelarse como lo que siempre hemos intuido que era, un volcán dormido cuyos efectos al despertar son difíciles de prever.
Una historia compleja, dura, sin concesiones para los personajes y para el espectador, pero interesante y con un par de estupendos protagonistas.
