Siento debilidad por las historias de maestros, especialmente las de aquellos que supieron transmitir valores y enseñaron a sus alumnos mucho más que unas cuantas reglas escritas. Tanto la literatura como el cine han dejado excelentes ejemplos de obras y películas narradas con hondura y una entrega absoluta a sus personajes. Imposible olvidar, entre otros títulos, ‘Hoy empieza todo’, de Tavernier, o ‘Adiós, muchachos’, de Louis Malle, y, sobre todo, ‘La lengua de las mariposas’, de Cuerda, con un Fernando Fernán Gómez sobresaliente.

‘La lengua de las mariposas’, aun distinta, guarda ciertas similitudes con ‘El maestro que prometió el mar’, película de Patricia Font basada en la historia de Antoni Benaiges, un maestro de Tarragona que en 1935 ocupó plaza como tal en una escuela de un pueblo de Burgos. A partir del libro de Francesc Escribano, el filme se estructura en dos partes que se desarrollan en el presente, siendo la trama de esta menor en interés narrativo y recorrido, y el pasado, además de emotiva, la parte mejor.

Una joven viaja hasta un pueblo de Burgos en busca de los restos de su bisabuelo, asesinado en el 36. Es allí donde alguien le habla de un maestro que también fue fusilado. Y es así como Patricia Font nos conduce hasta ese joven maestro empeñado en enseñar a sus alumnos con métodos que nada tenían que ver con los tradicionales.

Si bien hay un cierto desequilibrio entre las dos líneas narrativas, puesto que el estilo usado en el presente, que prima los silencios, no posee el ritmo, la garra y el sentimiento que derrocha la parte destinada a contar quién era Antoni Benaiges, la historia de este y el momento histórico están narrados con fuerza y talento, lo que hace de ‘El maestro que prometió el mar’ una buena y más que interesante película. A lo que hay que añadir la magnífica interpretación de Enric Auquer y el estupendo papel que realiza Luisa Gavasa.