Joaquín Sabina encandila al público de Zaragoza en las Fiestas del Pilar
El artista de Ubeda, a pesar de sus limitaciones físicas, borda un recital que apela a las emociones con brillantez, sostenido por una magnífica banda
Pues llegó, vio y venció. Sí, está mayor, y bromea sobre ello. Se apoya mucho en el apuntador digital (‘prompter’, que dicen los televisivos) para no olvidar las letras que ha pergeñado con maestría durante casi medio siglo de carrera profesional. Es a la vez Cyrano y Christian: él puede. Tiene un bandón, en el que destaca desde hace 20 años el ejeano JosemiSagaste al saxo y acordeón: un crack. Sus canciones, desde luego, ya no se borrarán nunca del imaginario colectivo nacional, porque saltan generaciones con garbo, aunque anoche fueran legión los que ya llevan unas cuantas décadas aplaudiendo a este bardo. Joaquín Sabina deleitó ayer a los casi 9.000 seguidores que abarrotaban el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, y a buen seguro hará lo propio mañana en el mismo lugar.
Los fans de Sabina son concienzudos. Miriam y Diego habían venido de Arnedo (La Rioja) para ver su tercer concierto de la gira ‘Contra todo pronóstico’, tras disfrutar este verano del maestro en Bilbao y Pamplona. "Lo habré visto más de 20 veces desde agosto de 1994 –explicaba Diego– y ojalá pueda verlo alguna más. Está ‘cascao’, pero vivo: saca adelante el concierto de maravilla, lleva una banda fantástica y vuestro paisano da mucho juego con el saxo". Sagaste, que salió con kilt escocés de tartán rojiverde, corroboró las palabras de este fiel seguidor con otro derroche de profesionalidad, entrega y tino, y van cientos, de lo que disfrutan algunos de los artistas más populares de España.
Sabina comenzó con la evocadora ‘Cuando era más joven’ y el público zaragozano lo miraba con una mezcla de arrobo, sonrisa y preocupación. Sentado, con una mueca a medio camino entre el dolor y la emoción, Sabina desgranaba sus canciones con mimo: ‘Sintiéndolo mucho’ y ‘Lo niego todo’ marcaron un comienzo de espectáculo que suena a reivindicativo, a una especie de ‘aquí estoy yo, cuando tantos me dieron por muerto’. ‘Mentiras piadosas’ y ‘Lágrimas de marmol’ allanaron el camino hacia ese momento de click que ansía todo artista.
‘Cuando aprieta el frío’ trajo el calorcito y Sabina, como en esos programas de televisión local en el que se lanzan saludos a todo quisque, brindó unas dedicatorias cariñosas, en las que incluye al joven poeta aragonés Omar Fonollosa. Noe Romero, cantante de Aurora Boreal (su banda toca el 15 ed octubre en elCentro Cívico Delicias, por cierto) también aplaudió con ganas, y no escondía su admiración por la banda que rodea al poeta.
Dos chispazos de emoción
El concierto está minuciosamente diseñado para que llegue a buen puerto en todos los terrenos: antes de tomarse un respiro y ceder el micro en dos temas a Mara Barros y Antonio García de Diego, el autor de ‘Princesa’ (pieza que luego bordará, para edleite de la grada y la pista) se marcó un dúo con Barros en ese ‘Bulevar de los sueños rotos’ que da lustre y cariño al recuerdo de Chavela Vargas. Jaime Asúa, antiguo guitarrista de Alarma y compinche sabinero de años ha, hace de Fito Páez en otro dueto, ese ‘Llueve sobre mojado’ que revitalizó las carreras de ambos cantantes antes de que separasen sus caminos.
Con ‘Tan joven y tan viejo’ hubo un click de magia: el respetable se metió en una especie de tornado emocional y brindó a Sabina una ovación de tres minutos. Tremendo. De ahí al final llovieron temazos, momentazos y más palabras con parecida desinencia: ‘19 y 500 noches’, ‘Y sin embargo te quiero’, la mentada ‘Princesa’ –con acercamiento de seguidores al borde del escenario– ySabina con cachirulo en los bises para cantar ‘Contigo’, ‘Noches de boda’, ‘Y nos dieron la diez’ y ‘Pastillas para no soñar’ para, ahora sí, hacer mutis definitivo por el foro.
