AGUA. OCIO Y CULTURA

Carlos Tundidor: “En España despilfarramos el agua como si de un país lluvioso se tratara”

El escritor y columnista publica un estudio-informe sobre ‘el oro líquido’ e invita a reflexionar sobre su crítica situación.

Carlos Tundidor es columnista, escritor y dinamizador cultural preocupado por temas de actualidad candente.
Carlos Tundidor es columnista, escritor y dinamizador cultural preocupado por temas de actualidad candente.
Archivo C. Tundidor.

ZARAGOZA. “A primeros de año, la sequía en el país era imparable. Eso, y las palabras de todo un exconsejero de agricultura remachando, ufano, que la solución pasaba por la construcción de nuevos agujeros, pantanos, en los cauces de los ríos me provocó una especie de tsunami. Quería saber más sobre ese bien tan escaso, imprescindible y necesario como es el agua y del que nos acordamos, cíclicamente, cuando no llueve por Santa Bárbara”, explica Carlos Tundidor, un escritor versátil que igual redacta columnas críticas que organiza certámenes de cuentos o aborda la novela histórica. Ahora publica una suerte de grito o advertencia muy documentada sobre ‘El agua: cuando por Santa Bárbara truena (Oro líquido)’ (Ediciones digitales Anteo. Colección Cuadernos para el debate), en el que se plantea su derroche, su situación y la necesidad de debatir sobre sus usos y su futuro.

“Me vino a la cabeza aquello de que las próximas guerras, si es que a la especie humana le dan tiempo, serán a causa del agua. Y, con cierto método, con el máximo rigor, ayudado de un trabajo comenzado sobre el cambio climático, fui colocando, ladrillo a ladrillo, las piezas de un puzle que, en un principio, parecía desubicado, pero que, conforme se ordenaba, aprendía y entendía el escandaloso negocio del agua”, explica Tundidor.

Señala el escritor que cuatro o cinco meses después de casar datos y reflexionar un poco, emergió “un trabajo que, pensé, sigo pensando, aportaba transparencia al debe y haber en la gestión del agua. Bien insustituible que debería ser, en todo momento, de gestión pública y planificado su uso, teniendo en cuenta el futuro de las siguientes generaciones y el futurible, que ya no lo es, del cambio climático”.

Dice el autor que los datos están al alcance de todos, que tan solo es necesario poner orden, sacar conclusiones y, quizá lo más importante, no tener miedo a ponerlas negro sobre blanco. “Como en muchas ocasiones, decir la verdad genera chispas. Como casi siempre, la verdad duele y es incómoda. Al margen de datos que puedan variar según fuentes, irrelevantes en el fondo, la primera cuestión que se desprende, nítida, es la de que en un país seco y con un futuro más árido despilfarramos el agua como si de un país lluvioso de Europa central se tratara. La segunda, alarmante, que no existe (los propios datos variables de las fuentes oficiales lo demuestran) planificación del uso de este bien, ni de lejos. El Ministerio ni siquiera sabe cuánto se extrae de los cientos de miles (las fuentes ecologistas hablan de un millón) de pozos ilegales de nuestros acuíferos. Reservas que deberían ser los Fuertes Knox de nuestro suelo”.

El libro, por tanto, aborda con mapas, gráficos y datos los embalses, las precipitaciones, la explotación del agua, los acuíferos, los regadíos, los cultivos y analiza el agua por comunidades y superficie, y analiza el consumo agrícola y ganadero. E incluye, entre otros elementos, un ‘cuento para aterrorizar: el oro líquido desvalijado’.

“Tozudos, nuestros ríos dicen, para el que escucha, que, si hay una cantidad posible de agua para almacenar, sin detrimento de los caudales para que el río siga vivo, por mucho que se hagan dos, tres, cuatro agujeros más para pantanos, esa cantidad acaparada será parecida. Lo único que habrá serán más pantanos medio vacíos. Y esa no es la solución”.

En su estudio, un tercer relato salía a flote conforme se colocaban piezas. No eran los agricultores los causantes del despilfarro. “Quienes gastan más agua de la que podemos aportar en el haber son empresas alimentarias y multinacionales del mismo sector. Entes económicos que quieren los máximos beneficios sobre cuatro millones de hectáreas de regadío en España. Lógico, por otra parte, en una sociedad que se precia de capitalista y neoliberal. Quieren agua, cada vez más agua, cada vez más regadíos, se tenga o no. Refranes como ‘el que venga detrás de mí, que arree’ o ‘después de cien años, todos calvos’ ilustran sus objetivos, que no son, ni mucho menos, los del bienestar de un país. Y eso, había que decirlo. Así lo entiendo y ese es el propósito de este libro de debate”.

El libro aborda con mapas, gráficos y datos los embalses, las precipitaciones, la explotación del agua, los acuíferos, los regadíos, los cultivos y analiza el agua por comunidades y superficie, y analiza el consumo agrícola y ganadero

Carlos Tundidor cerró este inventario y propuesta de debate el pasado agosto. Y anota: “A una semana de entrar el libro en imprenta, el dato oficial a 14 de agosto de 2023 sobre agua embalsada es el siguiente: 22.379 hm³, esto es, el 39.91% del total… Y bajando”. Por abordar, aborda la tromba del 6 de julio en Puerto Venecia: “riada enorme que se llevó todo a su paso por la Z-30, cauce natural del ‘Barranco de la Muerte’, nombre de la barranquera o escorrentía natural”.

El libro inicia su rueda de presentaciones el viernes 29 en la sala del Bar A tu ritmo, a las 20.30 en compañía de su editor Pedro Marquina.

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