letras aragonesas

Patricia Almarcegui: dos mujeres que son todas las mujeres

La zaragozana Patricia Almarcegui recrea en ‘Las vidas que no viví’ (Candaya), una historia isleña de amor, de amistad y de búsqueda

Patricia Almarcegui presentará su nueva, del sello Candaya, en la librería Cálamo el jueves con María Angulo.
Patricia Almarcegui presentará su nueva, del sello Candaya, en la librería Cálamo el jueves con María Angulo.
Guillermo Mestre.

Patricia Almarcegui (Zaragoza, 1969) estudia cómo mujeres de distintas culturas se han sentido en inferioridad de condiciones en la familia, el trabajo o las relaciones. Menorca acoge a dos: Anna y Pari.

Dos mujeres son todas las mujeres. Dos generaciones son todas las generaciones. Dos países son todos los países. Patricia Almarcegui ofrece en ‘Las vidas que no viví’ un relato fragmentario que es en realidad un mapa emocional de las heridas de que estamos hechas. Anna tiene treinta y cinco años; Pari, setenta y cinco. Una regresa embarazada a Menorca después de desvivirse en Barcelona. Otra llega a su Ítaca, extrañada y expatriada desde su Irán natal. Las dos «ocupan» (en lenguaje mercantil) el hotel Torre Petxina, un espacio abandonado por sus dueños y habitado por un pozo, el sol, el silencio, el mar y un viejo jardín que regresó a su condición de huerto salvaje con apios y tomateras.

Las dos conversan con la calma de quien sabe que lleva todas las vidas consigo. La autora entrevistó a más de treinta mujeres de diversas culturas interesándose por los momentos en que se habían sentido en inferioridad de condiciones en sus familias, sus entornos laborales, sus relaciones sentimentales, las experiencias de maternidad y las renuncias. Anna y Pari –dos generaciones, dos mares (Mediterráneo y Caspio) dos culturas y una sola condición– comparten una misma educación sentimental: las frases con que las educaron no difieren demasiado («Haz como si no existieras», «no llores por no hacer ruido»), el placer casi siempre tiene un sabor metálico, la fragilidad es una fortaleza, un aborto siendo madre es una larva perpetua, la maternidad cambia la manera de ser hija, la sensación de haber nacido antes de tiempo…

«¿De qué crees que tiene memoria este lugar?», le pregunta Joan, el primer sexo de Anna. El espacio deposita en sus estratos la memoria y configura el género del territorio. Por ejemplo, una isla es un espacio de género abierto: Menorca ha conocido naufragios, incendios, invasiones, éxodos, esperas, regresos… El continente, por el contrario, retiene, blinda, conserva… A la isla se llega, del continente se sale. Los continentes viven de espaldas al mar, las islas viven expuestas a las mareas. Menorca, como Ítaca, es el regazo al que regresar.

Plantea Almarcegui en esta novela que los espacios configuran cómo somos. En esta novela, los lugares explican a los personajes. Anna y Pari habitan un hotel abandonado, rescatan los espacios comunes, recuperan el jardín y el huerto, limpian el pozo, adecentan las habitaciones, pero el mercado determina quién habita qué. Y dónde. Se llama gentrificación. La isla se vuelve contenido del continente.

En el relato, la historia en todas sus dimensiones condiciona la vida de los personajes. Pari experimenta en Irán la imposibilidad de solicitar un crédito como mujer si quiere generar un negocio propio, del mismo modo que es imposible mantener su propiedad como mujer si es rentable, firmar un proyecto o un producto, pasar un control de pasaportes o acreditar una propiedad. La experiencia de Anna en Barcelona no difiere demasiado: las mujeres no son más que una cuota que blanquea un mundo moderno, constitucional y liberal de varones que acaparan la comunicación y pagan las copas. Nutre el relato de episodios reales como el atentado del cine Rex, en Abadán, el 19 de agosto de 1978, o el rodaje de ‘Un fuego’, triunfador en Venecia en 1961, filmado en realidad por su compañera, la poetisa Forugh Farrojzad.

El relato es un mosaico de experiencias a tres voces, la de Anna, la de Pari y la de una narradora cuya voz cronística enlaza las dos vidas a la historia con mayúsculas. Un libro bello, poético, preñado de vida.

LETRAS ARAGONESAS 

'Las vidas que no viví'. Patricia Almarcegui. Candaya. Barcelona, 2023. 139 páginas. 

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