Era un clamor. Al aire libre, en el amplio patio porticado del Museo Provincial de Zaragoza, rodeado de su galería de columnas, con una acústica agradable, Ismael Jordi había cantado la popular ‘Sabes que ya no habrá primavera’, de la mítica película ‘Violetas imperiales’. Así, el tenor jerezano, muy bien acompañado al piano por Rubén Fernández Aguirre, ponía el vibrante broche final, con sensibilidad y decisión, a su recital en homenaje a Luis Mariano, cantante español que marcó toda una época en los años 40-60 del siglo pasado.

A esta composición de Francis López, autor de buena parte de las operetas francesas que popularizó Luis Mariano, la habían precedido otras también populares en su tiempo como ‘Rossignol’ (Ruiseñor), de ‘Le chanteur de Mexico’, con esa introducción de trinos y gorgeos pianísticos bien tañidos por Fernández Aguirre. Cantante y pianista ensamblaron una hermosa interpretación, donde Ismael Jordi exhibió su dominio de la línea de canto, matizando las frases hasta el extremo, con voz sólida y bien impostada y superando algún leve atisbo disfónico, sin duda atribuible al abrupto tiempo zaragozano, que en un día había bajado unos 20 grados. Y de la misma opereta ofrecieron otras canciones en las que Jordi soltó y recogió voz, regulando y filando las notas con maestría y sensibilidad.

El jerezano estuvo mayestático en un ‘Adiós Granada’, de Calleja y Barrera, que sonó cargado de duende lorquiano y de requiebros con los ecos del Albaicín y del Sacromonte; y puso toda el alma en cada nota del cuplé ‘El relicario’, del almeriense José Padilla.

Muy original ese arreglo de temas de la zarzuela ‘El caserío’ de Guridi’ a cargo del pianista y muy refrescante la versión en español de ‘C’est magnifique’, de Cole Porter en la que Jordi ascendió al agudo final con contundencia.