Nacho del Río: "De un tiempo a esta parte me encanta perderme por el valle de Tena"

El cantador de jota adora el Pirineo, Guara y el Matarraña y no perdona una visita anual a Ibiza, donde trata de desconectar por completo; mantiene vivos los recuerdos juveniles de su Calatayud natal y un viaje familiar de niño a San Sebastián.

Nacho del Río, disfrutando del terraceo
Nacho del Río, disfrutando del terraceo
Francisco Jiménez

¿Qué significa el verano para usted, qué le sugiere?Es mi estación preferida, me llena de felicidad. Calma, diversión, libertad, desconexión, playa y sol.

¿Cómo lo vivía en su infancia y adolescencia?Tengo recuerdos muy felices, desde las primeras salidas con las bicis en Calatayud, las escapadas a la fresca por las noches con tu pandilla… También es cierto que en mi caso el verano está ligado al arte y los viajes con los grupos de jota a los que pertenecí, tanto nacionales como internacionales. Era otra pandilla más, claro. Una gran familia que disfruté mucho.

¿Y en la edad adulta?Compagino el trabajo con 15 días de descanso, como mínimo, en los que aprovecho para visitar sitios en los que me encuentro a gusto, desde el sol y playa que indicaba antes a destinos más exóticos.

¿Tiene o ha tenido tiempo para irse de vacaciones este año? ¿Dónde planea ir?He hecho escapadas de fines de semana a la playa y el Pirineo, pero no va a faltar Ibiza, a donde voy a cargar las pilas, reflexionar y plantear próximas metas.


¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
Muchos, tanto artísticos como personales, pero quiero destacar uno especial. Somos casa de panaderos y nunca he disfrutado de unas vacaciones infantiles al uso, porque mis padres estaban siempre volcados en el trabajo; preferían que los hijos disfrutáramos todo lo posible, pero hubo uno a San Sebastián de pequeñito con toda la familia, nunca lo olvidaré.

¿Cuál es su rincón de Aragón favorito para desconectar?En Aragón tenemos rincones fabulosos: de un tiempo a esta parte me encanta perderme por el valle de Tena, visitar Alquézar, que es uno de los pueblos más bonitos, y el Matarraña: Valderrobres, Beceite y Cretas me encantan, y toda la comarca en general.

"He hecho escapadas de fines de semana a la playa y el Pirineo, pero no va a faltar Ibiza, a donde voy a cargar las pilas, reflexionar y plantear próximas metas."

¿Qué destino vacacional tiene pendiente?Algunos me quedan -ríe- y quizá Argentina es el que más me atrae de los que no conozco. Bueno, y Rusia, pero ahora no es el mejor momento para ir.

¿Recuerda alguna anécdota estival vinculada a su profesión o a las vacaciones?Sí, sobre todo porque en ella está un gran amigo, ilustre poeta y fotógrafo aragonés que murió hace no tanto, José Verón Gormaz. Viajaba de niño a Canarias con la Coral Bilbilitana: íbamos en un avión inmenso, de dos alturas. Yo era bastante extrovertido e inquieto: andaba correteando por el pasillo del avión y una azafata me llamó la atención. Le dije que iba a cantar jota a Canarias, y me pidió que cantase una; le dije que sí, pero con la condición de que me enseñara la cabina del piloto, y así fue. José Verón escribió esa anécdota en HERALDO con el titular ‘Una jota en el cielo’.

¿Qué tipo de lecturas u otras actividades realiza estos días?Lo que el tiempo me permite. He perdido bastante vista y leo poco, pero me encanta ir al teatro. También a conciertos y espectáculos. Este año me he perdido Pirineos Sur con mucho dolor; suelo ir.  

¿Qué planes cumple de los que se propone cada verano?En esos 15 días de asueto trato incluso de no coger el teléfono. Me gusta mirar atrás para ver lo que hemos hecho y lo que puedo aprender de cada experiencia.

¿Qué película, canción y/o concierto evocan un verano inolvidable para usted?En mi adolescencia pasaron grandes figuras nacionales por Calatayud, desde Héroes del Silencio a Luz Casal, Ana Belén y Víctor Manuel, Sabina… Me recuerdan a veranos inolvidables, y también a los primeros amores.

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