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Floren Abad (el Súper de 'GH'): "En un ‘reality’, lo que ve el espectador es verdad, no guión"

El aragonés es productor ejecutivo de ‘Time Zone’, el ‘reality’ que llega este viernes a HBO Max dispuesto a revolucionar las audiencias

Floren Abad, en la sede de Banijay Iberia en Madrid.
Floren Abad, en la sede de Banijay Iberia en Madrid.
Enrique Cidoncha

¿Qué es ‘Time Zone’?

Lo más parecido a un videojuego en la vida real. Diez personas conocidas, entre las que hay deportistas, comentaristas de televisión, ‘influencers’ o ‘youtubers’, se enfrentarán a una serie de pruebas. Dispondrán de un tiempo limitado, y el jugador que emplee más tiempo será eliminado.

La estética va a sorprender.

Sí, porque es un programa muy dinámico, con muchas cámaras, algunas de ellas subjetivas, muy divertido y muy ‘intervenido’, también. Al espectador se le van a ofrecer ránkines en pantalla, mapas en tres dimensiones... Como un videojuego, vaya.

Usted es el productor ejecutivo de ‘Time Zone’ junto a Miguel Martín. ¿En qué consiste su trabajo?

Un productor ejecutivo es el lado estrecho del embudo: tiene que solucionar todos los problemas que se vayan planteando: encontar el dinero necesario, gestionar permisos y localizaciones. Y, además de todo ello, tomar decisiones sobre el contenido.

Ha sido el alma mater también de un programa reciente y muy aplaudido por la crítica, ‘A este paso (no) estrenamos’, de La 2. Se nota que usted es un gran aficionado al teatro.

Me gusta el teatro clásico porque cada vez que lo miras descubres oro. Con este programa queríamos que el espectador viera la complejidad de coger un texto, hacerlo tuyo y poner en pie tres escenas teatrales. Más que un ‘reality’ era una experiencia teatral en la que intervenían personas que en principio no eran actores pero que se veían obligadas a ponerse en los zapatos de un actor. El programa ha gustado porque el teatro da lo que tu le das. Te refleja como eres y no como piensas que eres.

¿Por qué funciona un ‘reality’?

Es difícil saberlo. En televisión nuestra carrera se basa más en los fracasos que en los éxitos. Y, ¿qué es un éxito? Para los que nos dedicamos a ello, cada ‘reality’ es como un hijo: ponemos en él nuestras esperanzas y nuestros sueños. Pero, en cualquier caso, hace falta una buena idea y un buen desarrollo.

Un buen cástin, ¿levanta una idea no del todo redonda?

No siempre. Los cástines son como las entrevistas de trabajo: todo el mundo se presenta a ellas con su mejor cara. Es muy complicado discernir hasta qué punto lo que te ofrece alguien en un cástin es o no fachada. Y, además, en uno de ellos seleccionas individuos. Luego en los programas se forma un grupo y las dinámicas pueden ser muy diferentes. Pongo un ejemplo: uno puede ser el más divertido y gracioso de su pandilla de amigos y de su familia, y asumir conscientemente ese papel. Pero, sacado de ahí y en un grupo nuevo, a lo mejor existe alguien más cómico que, que asume ese papel y trastoca por completo su forma de enfrentarse al día a día.

Usted es uno de los pilares de Zeppelin, la productora del gigante Banijay Iberia, que dirige otra aragonesa, Pilar Blasco. ¿Qué tal se lleva con ella?

Fenomenal. Aunque parezca increíble la conozco mucho antes de que ambos supiéramos que somos aragoneses. En Madrid no se pregunta a nadie de dónde es. Llevamos trabajando juntos 24 años pero nos enteramos mucho después de nuestro origen aragonés.

La telerrealidad desgasta.

Sí, porque es una vida entregada por completo al relato. La producción es muy exigente, aunque desde fuera parezca sencilla.

¿Cuáles son los formatos televisivos que dominarán la pequeña pantalla en los próximos años?

Es muy difícil hacer pronósticos a largo plazo porque todo cambia mucho en tres o cuatro meses. Hace poco pensábamos que las plataformas iban a arrasar, y lo que estamos viendo es que cada vez se parecen más a las televisiones lineales. Ahora, por ejemplo, da la sensación de que todos los programas tienen que hacerse con rostros conocidos por la audiencia, pero quizá la cosa cambie radicalmente el año que viene. Veo, eso sí, que en los últimos tiempos hemos vivido un empuje fuerte de la ficción.

Es el terreno en el que usted empezó. ¿Se lo plantea?

De momento no. Yo lo que siempre he querido es contar historias, y eso se puede hacer con un relato, una película, una novela, en un escenario teatral... o en un ‘reality’.

Confiese un pequeño secreto. En un ‘reality’, ¿hay más guión que realidad?

No. En un ‘reality’ el espectador está viendo verdad. El programa propone una serie de cosas y cada concursante actúa luego según su forma de ver la vida, sus sentimientos, su imaginación, su ideología... Si tomas un grupo de personas y las pones en una orilla del Ebro y les pides que pasen al otro lado del río, habrá quien lo haga a nado, quien construya una barca, quien le dé dinero a otro para que le pase... No hay ningún guionista en el mundo al que se le ocurra una frase como «¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?».

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