Emma Suárez: "Los tiempos cambian: hay películas que igual hoy no se podrían hacer"

La actriz juzga desalentadora la crisis de asistencia al cine y a veces se pregunta si la película que está rodando conseguirá estrenarse en salas.

Emma Suárez en la alfombra roja de los Premios Goya 2022.
Emma Suárez, en la alfombra roja de los Premios Goya 2022.
Eva Manez / Reuters

Emma Suárez debutó muy pronto, a los 14 años, en el mundo del cine, cuando fue seleccionada para participar en la versión cinematográfica de 'Memorias de Leticia Valle', la novela de Rosa Chacel. Desde entonces ha tenido la oportunidad de trabajar con las vacas sagradas del celuloide. Con tres Goyas y acostumbrada a los sinsabores del espectáculo, la actriz está en la cima de su carrera, aunque para llegar a lo alto ha tenido que sufrir algún momento de olvido.

-En la interpretación se puede pasar de la gloria al olvido en cuestión de meses. ¿Cómo lleva ese riesgo?

-La inestabilidad, la inseguridad y la incertidumbre forman parte de este oficio. Es algo a lo que inevitablemente se está expuesto. No queda más remedio que adaptarse. Hay épocas de mucho trabajo a las que suceden otras en las que el horizonte se presenta incierto.

-Uno de los hitos de su carrera fue la película 'El perro del hortelano'. ¿Cómo recuerda a Pilar Miró?

-Pilar Miró era una mujer muy íntegra y comprometida con su trabajo, una persona apasionada por lo que hacía y alguien con las ideas muy claras. Era auténtica y honesta. La echo bastante de menos. Fue muy importante conocer a esa mujer y trabajar con ella. Es alguien a quien recuerdo prácticamente cada día por su forma de hacer cine, su profesionalidad, su amor a lo que hacía y su relación con los actores. Se convirtió en un referente para mí.

-La gente del teatro y el cine suele decir que su profesión le permite vivir muchas vidas. ¿Esa contante muda de piel no implica mucho desgaste?

-Es cierto que cuando uno se implica en una película, en un proyecto, en un rodaje, el resto de tu vida queda aparcada. Te sumerges absolutamente en el trabajo, porque los rodajes son muy intensos, prácticamente 12 horas cada día. Conciliar eso con la vida personal no es fácil.

-¿Se imagina un mundo sin salas de cine?

-Desgraciadamente a veces me pregunto si la película que estoy haciendo conseguirá estrenarse en salas, si permanecerán abiertas antes de que estrenemos. Es muy desalentador que las cintas duren tan poco tiempo en la cartelera.

-Dígame un punto de inflexión en su carrera

-'El perro del hortelano' marcó un momento fundamental. Pero también 'La ardilla roja', de Julio Medem, y todas las películas que hice con él. También está 'Julieta', de Pedro Almodóvar. Y luego hay trabajos que a lo mejor no tuvieron tanta repercusión, pero que personalmente fueron importantes, ya sea por el personaje que encarné, por la historia o porque aprendí mucho haciéndolas.

-¿Y alguna vez le han dado ganas de dejar este oficio?

-Sí, alguna vez, cuando he sufrido alguna traición, alguna decepción personal, si hay compromisos que no se cumplen. Todo eso ha acabado decepcionándome. Pero bueno,

-¿Ganar varios Goyas se ha traducido en mejores ofertas de trabajo y un caché más elevado?

-No, no. Estaría muy bien que fuera así. Pero, bueno., soy una persona agradecida, sigo trabajando desde hace mucho tiempo, aunque en esta profesión se está siempre al borde del precipicio, sin saber si saldrá un proyecto. Y si prospera tarda mucho en llevarse a cabo. Lees un guión que te gusta y hasta que se materializa pueden pasar dos, tres, cinco años. Y en ese tiempo hay que seguir trabajando.

-¿Tiene ganas de trabajar con algún director en especial?

-Hay directores que siempre me han gustado, como por ejemplo Víctor Erice. Estoy deseando ver la película que ha presentado en el Festival de Cannes. Con José Luis Guerin, que hace tiempo que no está en activo, me hubiera gustado trabajar. Ahora existen muchísimos directores buenísimos.

-Ha trabajado con muchos actores que eran auténticas vacas sagradas. ¿Con cuál ha aprendido más?

-Cuando hice teatro aprendí mucho de Irene Gutiérrez Cava y Encarna Paso, dos grandes damas de la escena. Era una obra del recientemente fallecido Antonio Gala y viví como un descubrimiento ver a esas actrices cada día entregadas con humildad a su personaje en el escenario. Conservo imágenes muy bonitas de Paco Rabal y Héctor Alterio. Yo era muy niña y trabajaba con enormes maestros.

-¿Qué piensas cuando escucha que antes había más libertad para hacer cine?

-Hay películas que igual hoy no se podrían hacer, no serían aceptadas, serían vistas con otros ojos o sería muy difícil sacarlas adelante. Pero bueno, los tiempos van cambiando, las historias que se cuentan son diferentes y los directores son distintos. Los que hace unos años eran jóvenes, hablo de Amenábar, Julio Médem, Enrique Urbizu o Álex de la Iglesia, son ya directores consolidados.

-¿Cree que llegará el día en que una mujer pueda salir a la calle y sentirse completamente segura?

-Pues desgraciadamente, si sigo salgo a la calle, es tarde, no hay nadie y veo una sombra que se acerca y no es de una mujer, sigo teniendo miedo. Hay que seguir tomando precauciones porque la violencia de género está a la orden del día.

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