El troleo de Jesana Motilva a la tiranía de la felicidad

La ilustradora zaragozana aprovecha su estilo ya muy reconocible para lanzar un mensaje que «no se espera» de ella.

La ilustradora zaragozana Jesana Motilva, en su instalación del Centro de Historias.
La ilustradora zaragozana Jesana Motilva, en su instalación del Centro de Historias.
Toni Galan

Se estrena Jesana Motilva en el Centro de Historias con su estilo reconocible, trazo ‘naif’ y entregado al color, que esta vez la ilustradora utiliza como la luz que atrae a los insectos. Un gancho vivaz y alegre en lo que respecta a la forma con el que la ilustradora zaragozana busca transmitir un mensaje mucho menos luminoso, profundo, rumiado a través de su propia experiencia personal y años de terapia.

He querido hacer aquí un troleo, utilizar mis dibujos contra la idea de que hay que estar bien todo el tiempo, de que si tenemos emociones poco agradables estamos fallando y por eso las metamos debajo de la alfombra. El troleo, puntualiza, es primero contra ella misma. Contra esa "Jesana de las redes (la artista tiene en Instagram casi 8.000 seguidores). La imagen de la muestra es “lo que se espera de mí, pero no el mensaje”.

La ilustradora zaragozana Jesana Motilva.
La ilustradora zaragozana Jesana Motilva.
Toni Galan

Así, la exposición es una suerte de trampantojo sarcástico, empezando por el propio título: ''C’mon get happy’, sacado de una canción de Judi Garland y Frank Sinatra.

Todo en el Espacio Tránsito –donde se despliega la instalación–es un juego de apariencias en aras del objetivo principal: que el visitante reflexione acerca de sus propias frustraciones y un mundo que obliga a fingir lo que no somos o sentimos, sobre todo todo por la presión de las redes sociales.

‘C’mon get happy’ tiene mucho de experiencial y participativo y se divide en tres partes que giran en torno a un sofá que todo lo preside. “Quería que el primer impacto fuera de un lugar acogedor, representado por el sofá, por la zona de estar de la casa, donde casi todo pasa, nos sentimos más protegidos, pero donde también miramos las pantallas”. Para la artista, “no son la vida real, aunque hay gente que lo piensa”. O se lo hacen pensar.

El asunto le preocupa especialmente en lo que concierne a los más jóvenes y su salud mental, un tema para el que que se ha documentado con datos para la exposición: “Las estadísticas asustan”.

La parte más negativa de las redes sociales se explicita en una zona de la instalación en la que Jesana profundiza en ese mundo del postureo y el consumo desaforado o de la propia idea de juventud que “per sé no dan la felicidad”.

Igual que ella se ha mirado por dentro, Jesana Motilva invita a hacerlo al visitante de manera participativa a través de lo que bautizado como el ‘Happy-o-metter’ con el que el uno puede determinar su estado de ánimo de acuerdo a una serie de cuestiones.

Tras esta primera parte, una caja de luz le sirve a la artista para jugar de nuevo con la ironía, tirando de frases motivacionales o ideas machaconas que ella matiza a través de la tipografía y dibujos sutilmente siniestros.

No sería una exposición de Jesana Motilva sin un hueco para el retrato. En este caso es una orla de varios personajes en torno a uno central al que todos miran. La artista propone el juego de imaginar qué es lo que piensa cada uno o con quién nos identificamos.

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