Entre la orquesta y la guitarra
La Orquesta Clásica Santa Cecilia ofreció en la tarde del sábado, día 29, un concierto programado por la Fundación Excelentia, de contenido netamente español. Dirigida por José Luis López Antón, con Alejandro Hurtado a la guitarra, desgranaron un conjunto de melodías que titularon ‘Noche española’, resaltando como figura refulgente el ‘Concierto de Aranjuez’, de Joaquín Rodrigo, con el que terminaba el programa.
Globalmente, la orquesta ofreció una interpretación aceptable en casi todas sus facetas, porque en varios momentos los metales desbordaban la armonía del conjunto, sobre todo las dos trompas. Entre los solistas, destacaron el oboe, en el Preludio de ‘La revoltosa’, de Chapí, también el fagot en la Romanza del ‘Concertino para guitarra y orquesta’, de Bacarisse, y la concertino en el Intermedio de ‘La leyenda del beso’, de Soutullo y Vert.
En cuanto al guitarrista, que interpretó en solitario el cuadro Sevilla de la ‘Suite Española’, de Albéniz, y con la orquesta la obra de Bacarisse citada, y evidentemente el ‘Concierto de Aranjuez’, de Rodrigo, puede calificársele de notable, con una digitación templada, que pausó el desarrollo de la obra, ya que el conjunto del programa se caracterizó por una cierta precipitación, acelerando el ritmo de algunas de las piezas interpretadas. Un ejemplo claro de ello fue el Preludio de ‘El tambor de granaderos’, de Chapí, donde la acumulación melódica estuvo unida a cierta imprecisión rítmica.
No se ofreció programa de mano a los asistentes, pero se varió el previsto sustituyendo el Preludio de ‘El caserío’, de Guridi, por el pasodoble ‘Suspiros de España’. Tal vez se debió al original ritmo de la obra, y a la dificultad expresiva del fragmento folclórico en el que dos piccolos, sobre ritmo del tamboril, desarrollan en paralelo una melodía superpuesta. Hubo una propina.
