‘Los tres mosqueteros. D’Artagnan’: impecable regreso del clásico
Los clásicos siempre vuelven. De ‘Los tres mosqueteros’, una de las inmortales obras de Alejandro Dumas, se han realizado múltiples versiones, entre ellas la de George Sidney de 1948, la de Richard Lester de 1973, la de 1993 a cargo de Stephen Herek, la de Peter Hyams de 2001 y la de Paul W. S. Anderson de 2011, sin por supuesto olvidarse de la recordada serie de dibujos española. La eficacia natural que ejerce esta historia de capa y espada, honor e intrigas en la Francia del siglo XVII fluye cuando hay cuidado artístico detrás, como ocurre en la adaptación en cartelera, firmada por Martin Bourboulon, director de ‘Eiffel’ y de ‘Papá o mamá’. La película, que dedica su título al impetuoso D’Artagnan, resulta impecable en términos de producción y ambientación y cuenta con un reparto principal idóneo para los roles icónicos.
Habla bien de la obra que sumerja de nuevo en el imaginario sin que le pesen pasajes tan transitados y reconocibles como el del triple duelo con Athos, Porthos y Aramis, situación en la que empieza a forjarse el vínculo con el joven aspirante. En esa línea, la tensión se sigue canalizando en los momentos emocionantes del relato (en especial todo lo relativo a los herretes), reflejo del acertado tratamiento de Bourboulon, que asimismo se muestra diestro en las secuencias de acción, vistosas y caracterizadas por la cámara ‘nerviosa’.
No pasan desapercibidos los detalles aportados a los personajes femeninos: la reina, que transmite fortaleza aunque no tenga la vida que desea; su confidente (por la actitud y el juego en la relación con el protagonista), y Milady de Winter moviendo los hilos en las sombras. La descripción de la antagonista, encarnada por Eva Green con ecos de ‘femme fatale’, dispondrá de mayor desarrollo en la continuación prevista para 2024 (‘Los tres mosqueteros. Milady’). La división del relato en dos partes resalta por otro lado la ambición de la propuesta.
