‘Una bonita mañana’: El amor, la enfermedad, la vida
‘Una bonita mañana’ es la frase con la que encabeza su autobiografía el padre de la protagonista de esta hermosa película de Mia Hansen-Love. El hombre, catedrático de Filosofía que ha dedicado su vida al estudio y a los libros, hace tiempo que sufre los síntomas de una enfermedad neurológica y su hija, y su numerosa familia, buscan la manera de encontrarle un buen sitio en el que pueda ser atendido.
Fiel a su estilo, Mia Hansen-Love desarrolla con sutileza un drama en el que la familia tiene gran protagonismo y en el que la historia genera un sinfín de sentimientos. La realizadora francesa siempre ha sabido hacer de sus películas un derroche de emociones, respondiendo a situaciones y personajes absolutamente reales. En este caso, la cineasta aborda la enfermedad de uno de ellos, una muy cruel, pero no por ello abandona a sus otros protagonistas. En especial, a esa hija que se desvive y sufre por él, pero que carga con sus propios dramas personales, a los que ha de sumar una nueva y apasionada relación amorosa llena de altibajos.
En ‘Una bonita mañana’, que se abre con una bellísima composición musical mientras la hija, interpretada por una estupenda Léa Seydoux, acude a visitar a su padre, es una película en la que la realidad de sus protagonistas, dura y compleja en algunos casos, nunca consigue deslucir las virtudes de estos. El guión reúne a varios personajes y da a cada uno su propio tiempo para explicarse y razonar los pasos que ha dado en la vida, encontrando para cada uno de ellos su pedazo de ternura, sin quejas ni críticas. Esos pequeños retratos personales son magníficos y enriquecen el filme, colaborando a que este no sea ni un drama sobre un enfermo ni solo un drama amatorio.
Directora de emociones y sentimientos, creadora de buenas historias y talentosa en el trabajo con sus actores, Mia Hansen-Love hace de ‘Una bonita mañana’ una bella película, muy cuidada, real siempre y de gran interés.