Gabriel Sopeña: apuesta por el talento y la poesía

A lo largo de cuatro décadas de trayectoria, Gabriel Sopeña ha ido dejando un extenso reguero de canciones que forman parte de la memoria colectiva del rock aragonés, e incluso nacional, así que le sobran los motivos para celebrarlo por todo lo alto. Gabriel nunca ha llenado estadios y pabellones como Bunbury, Héroes o Amaral, asunto que a buen seguro le importa una higa porque, como bien señaló Gato Pérez, ahí se queda la canción, y eso es lo que al final de verdad importa. Y en el caso de Sopeña, hablamos de un cancionero irrebatible.

Poeta y cantor, rockero y doctor, el humanista Sopeña se presentó en el Teatro Principal rodeado por una banda de lujo, algunos de ellos compinches desde hace muchos años como Jorge “Reverendo” Gascón (guitarras), Guille Mata (bajo y dirección musical) o Fletes (batería). Con ellos y Óscar Carreras (teclados), Julio Calvo (guitarra) y Eva Lago (voces), Gabriel armó un espléndido concierto, en el que repasó piezas de todas sus etapas y facetas, desde sus inicios con Ferrobós y Más Birras, pasando por El Frente, sus composiciones para Loquillo o sus discos en solitario.

Puestos a destacar, habría que mencionar títulos como ‘Queda tan lejos el cielo’, ‘Para llegar a ti’, esa ‘La vida por delante’ con versos de Gil de Biedma, la bellísima ‘Acto de fe’ en la que reivindica el poder del amor, la dylaniana ‘El hombre del tambor’ -con tremendo doble punteo de las guitarras-, los emotivos recuerdos a Joaquín Carbonell (‘Me gustaría darte el mar’) y Mauricio Aznar (‘Cantores’) con sus voces –y sus guitarras- presentes, o la dedicatoria a Laura Gómez-Lacueva cuando, ya en las propinas, interpretó ‘Cass’, antes de despedirse con ese himno intergeneracional que se llama ‘Apuesta por el rock’n’roll’. En estos tiempos en que el rock’n’roll está de capa caída, escuchar al doctor Sopeña es apostar por el talento.