Pablo Rivero: “Intento hacer la novela que me gustaría leer”

Pablo Rivero (Madrid, 1980), el popular Toni Alcántara de ‘Cuéntame’, ha presentado en Zaragoza su último libro, ‘Dulce hogar’ (SUMA).

Pablo Rivero en El Corte Inglés de Independencia.
Pablo Rivero en El Corte Inglés de Independencia.
Guillermo Mestre

¿Está harto de ser el Toni de ‘Cuéntame’ que, además de eso, escribe libros?
No, en absoluto. Eso es como cuando te dicen si tienes miedo a encasillarte por hacer un papel que trasciende y perdura mucho. No soy Toni, soy Pablo, hago otras cosas, y ‘Cuéntame’ no ha sido una obligación de veinte años. De hecho, me fui un año para escribir mi primer libro, porque sentía que me tocaba y quería vivir bien ese proceso, pero volví a la serie muchos años, y la he disfrutado siempre. Nunca me pesa ‘Cuéntame’.

¿Llega a ser una ventaja para el escritor esa fama paralela, o todo lo contrario?
Que la gente conozca mi trabajo como actor hace que valoren otras cosas en las que me involucro, sí es una ventaja, me considero un tío afortunado. Como escritor me da más voz, aunque lo que escribo es muy diferente a lo que el público de ‘Cuéntame’ conoce de Toni. No lucho con eso, ni puedo exigir a todos los seguidores de la serie y el personaje que sepan de mi faceta de escritor. 

Hay una tercera pata en su vida: la paternidad. ¿Cómo se maneja en la tarea?
Trato de estar en casa todo lo que puedo. El mejor proyecto posible que pueda tener es y será siempre mi hijo; el amor es atención y tratar de hacer las cosas lo mejor que puedo. Patricia Ramírez habla mucho del padre sobreprotector, de fomentar la independencia. Me cuesta, porque soy muy consciente de lo que hay fuera y me gustaría ahorrarle todos los golpes, pero es imposible. Además, hay que esforzarse por no transmitir esos miedos a los hijos.

¿Hay alguna voz escribana que le subyugue hasta la devoción?
No me gusta todo lo escrito por alguien en concreto, aunque aplauda su modo de narrar. Me encantan Pierre Lemaitre, Emmanuel Carrère o Sara Mesa; de Sara, por ejemplo, admiro ese punto incómodo y turbio de su relato. 

En ‘Dulce hogar’, la obra que presenta ahora, hay intensidad a raudales, crudeza y mucha información. ¿Cómo se las ingenia para hacer que la narración fluya? 
Intento hacer la novela que me gustaría leer, sin olvidar que también escribo para que lo lean otros. Trato de tener claro lo que quiero contar, y dosifico toda esa información. Me marco un recorrido, y uso el cuentagotas para maximizar el interés, captar la atención antes de que lleguen los hechos y las hachas. No hay varita mágica, ni puedes gustar a todos; meto las cosas en la coctelera, con un buen fondo, personalidades relevantes y temas que puedan tocar la fibra a cualquiera.

En esta novela suya hay un poco de todo. 
La frase "si juegas con fuego, puedes arder" resume este libro, que abarca desde los incendios al voyeurismo. La idea subyacente es que todo acto puede tener consecuencias, y que normalmente no hay buenos o malos puros, ni en la vida ni en la literatura que la refleja. No es solo lo que se hace: mirar para otro lado en determinadas situaciones te hace cómplice de la maldad. 

¿Qué le hace hervir la sangre a Pablo Rivero?Pues mira, que los crímenes prescriben, sobre todo los de sangre y los que se cometen de manera reincidente. No lo puedo entender. Ojo, creo en la reinserción, en las segundas oportunidades, pero deberían importar más la víctima y las familias afectadas, que a veces son los últimos monos.

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