A vueltas con el 'Óscar de arquitectura': luces y sombras de los Pritzker en Aragón

Cuatro arquitectos o estudios que han recibido el premio han dejado su impronta en la comunidad autónoma, pero muchos proyectos también se han quedado en el tintero

El ganador del último Pritzker, David Chipperfield, el pasado viernes 10 de marzo, en Berlín.
El ganador del último Pritzker, David Chipperfield, el pasado viernes 10 de marzo, en Berlín.
EFE

Teruel quiere aprovechar la reciente concesión del Premio Pritzker a David Chipperfield para renovar la obra que dejó en la ciudad, la remodelación del paseo del Óvalo. El considerado como Nobel de Arquitectura sirve, como todos los galardones, para volver la mirada sobre quienes lo obtienen. Pero, ¿cuenta Aragón con mucha ‘obra Pritzker’? Además de Chipperfield, pueden citarse a Zaha Hadid, RCR Arquitectes y Rafael Moneo, este último con varios proyectos.

"No está mal, teniendo en cuenta que Aragón no posee el potencial económico o demográfico de Madrid o Cataluña –asegura Pedro Navarro, decano del Colegio de Arquitectos de Aragón–. Teruel puede presumir de que su paseo más importante lo ha diseñado un premio Pritzker. Y me parece muy bien que el galardón sirva para que se tome conciencia de que necesita cuidados. No existe mucha conciencia de que hay que mantener la arquitectura. Los edificios, como los coches, no son para toda la vida; y, sin embargo, a los coches les hacemos mantenimiento y a los edificios, no".

"Los premios tienen una faceta publicitaria y de promoción –añade el arquitecto Basilio Tobías– y luego es el tiempo el que pone a cada proyecto en su lugar. Pero, en cualquier caso, es una suerte para Aragón el tener obra de maestros incontestables como Moneo o Chipperfield".

Los ‘arquitectos estrella’

José Laborda, director de la cátedra Ricardo Magdalena de la Institución Fernando el Católico, subraya algo evidente pero que a veces no se tiene en cuenta: la arquitectura contemporánea de calidad "es lo que verdaderamente enriquece nuestras ciudades" y premios como los Pritzker ponen el foco en algunos edificios destacados.

Su definición de Chipperfield tiene una segunda lectura. "No es un modisto, es un sastre elegante que conoce su tiempo y propone edificios impecables". En tiempos de reducir, reutilizar y reciclar, ¿han pasado a la historia los ‘arquitectos estrella’? "Siguen existiendo y son muy contaminantes –añade Laborda–, pero el 90% de la arquitectura que se hace hoy en día es de servicio, busca ajustarse con elegancia a las necesidades que debe satisfacer".

Sergio Sebastián, bilbilitano que ha ganado las últimas ediciones del Premio García Mercadal y del Trofeo Ricardo Magdalena, abunda en la trayectoria "solvente y coherente" de Moneo y Chipperfield" y en cómo han huido siempre de esa figura de ‘arquitecto estrella’. "En Aragón, con la llamada ‘arquitectura del 2008’, hemos entendido que la gestión de los proyectos es muy importante, que hay que acomodarlos a las necesidades; que solo se debe construir lo que verdaderamente se necesite".

Los premios, además, promueven que se mire con ojos contemporáneos todo lo que nos rodea. "Desde el Colegio estamos muy interesados en hacer visible la arquitectura contemporánea, tenga Pritzker o no", apunta Navarro. "La buena arquitectura no es un un asunto de dinero sino de rigor –defiende Tobías–, y en Aragón se ha hecho y se hace muy buena arquitectura con presupuestos muy ceñidos". "De las escuelas están saliendo arquitectos jóvenes con una enorme calidad", añade Sebastián.

Los proyectos frustrados

Pero no todo son buenas noticias. También hay sombras, proyectos que no han dado el salto del papel a la realidad. Y con nombres ilustres detrás. Es el caso de Arata Isozaki, arquitecto japonés que en 2001, 18 años antes de ganar el Pritzker, presentó en Zaragoza su proyecto para renovar el entorno de la estación de Canfranc, que nunca se realizó; el caso también de las propuestas de Moneo que no llegaron a concretarse (un museo de arte contemporáneo y la renovación del casco antiguo, ambas en Zaragoza, o una sede para la DPH). 

En Panticosa, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Álvaro Siza (premiado en 1992) se abandonó a medio terminar, y el edificio para ocio y cultura de Motorland, diseñado por Norman Foster (1999), no pasó de ser una idea. De este mismo arquitecto cayeron en el olvido, también, los anteproyectos para remodelar la plaza de los Amantes en Teruel y para ampliar la estación de Cerler.

Pero la palma se la lleva el proyecto para un museo de Goya en la antigua Escuela de Artes de Zaragoza. Primero se ofreció a Moneo. Luego, en 2005, se convocó un concurso al que se presentaron, entre otros, tres premios Pritzker: David Chipperfield (lo ha obtenido en 2023), Rem Koolhaas (2000) y Jacques Herzog y Pierre de Meuron (2001), que lo ganaron. Pero el museo no se llevó a cabo.

Fábrica Diestre, de Moneo, en Zaragoza.
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Rafael Moneo

Fábrica Diestre. Fechada en 1964, está considerada la primera obra de Rafael Moneo. En Aragón, el arquitecto navarro, que recibió el Pritzker en 1996, es responsable también de obras como el Edificio Aragonia de Zaragoza, el CDAN de Huesca o la rehabilitación del Balneario de Panticosa.

La actual sede del Mobility City, en el Pabellón Puente, de Hadid.
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Zaha Hadid

Mobility City de Zaragoza. El Museo Tecnológico de la Movilidad de Zaragoza abre sus puertas en el Puente del Tercer Milenio, diseñado por la angloiraquí Zaha Hadid para la Expo 2008. En 2004 Hadid se convirtió en la primera mujer que recibió el Pritzker. Falleció en 2016.

Unifamiliar en Barós, Jaca, de BCB Arquitectes.
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RCR Arquitectes

Vivienda unifamiliar en Barós, Jaca. El Estudio RCR Arquitectes recibió el galardón en el año 2017. Autor de edificios emblemáticos como la Residencia Muraba de Dubai, en Aragón es responsable de la llamada ‘Casa entre dos muros’, una vivienda unifamiliar en la localidad de Barós, municipio de Jaca, terminada en 2017.

Reforma del Óvalo, en Teruel.
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David Chipperfield

Reforma del paseo del Óvalo de Teruel. David Alan Chipperfield, autor de un centenar de obras repartidas por todo el mundo, es el responsable de la reforma del paseo del Óvalo de Teruel. Veinte años después de su inauguración, presenta ya el desgaste propio del paso del tiempo y precisa renovación.

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