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Paul Urkijo: "El castillo de Loarre es oro puro para el mundo del cine"

El cineasta vitoriano, de 38 años, estrena este fin de semana en las salas ‘Irati’, una película de leyendas y mitos que fue rodada parcialmente en tierras altoaragonesas.

El realizador vitoriano Paul Urkijo.
El realizador vitoriano Paul Urkijo.
Eduardo Oyana/Efe

¿Cómo se siente en el fin de semana del estreno de su película?

Es como si hubieras parido. Es un sueño hecho realidad. Son tantos años de trabajo para que la película esté hecha para que se vea en los cines y llegue a la gente. Haber llegado hasta aquí y que ‘Irati’ ya no sea mía, sino del público, es una maravilla.

No debe ser fácil ponerse en manos del público, que dirimirá el éxito o el fracaso de un proyecto en el que ha invertido tantas energías y esfuerzos.

Desde que estrenamos la película en el Festival de Sitges en octubre ha sido un largo camino hasta llegar a las salas. Hemos estado presentes en muchos festivales y hemos hecho proyecciones para ver el ‘feedback’ de la gente. Como ha sido bueno, poco a poco me he ido tranquilizando. Pero es indudable que el gran salto al vacío es ahora, en los cines.

Las críticas de los principales medios están siendo muy positivas.

Estoy viendo que los críticos están captando el amor que yo siento por los cuentos que me contaban de niño y que han sido la excusa del filme, hacer una gran película en España de brujería sobre leyendas de la Edad Media. Ver que la gente especializada del cine acepta y entiende mi propuesta supone una inmensa alegría.

¿Quién le contaba esos cuentos de niño?

Son cuentos que están en el contexto general de la sociedad. Me llegaron a través de mis padres. Cuando íbamos al monte me hablaban del protector de los bosques, de ninfas con pies de ave en los ríos, de diosas matriarcales de la tierra… También he tomado las leyendas que registró por los pueblos el etnólogo y antropólogo vasco José Miguel de Barandiaran. De niño siempre me fascinaron esos cuentos y de mayor he ido indagando más en profundidad en todos esos mundos. Es una mitología muy poderosa que hablaba de la naturaleza y de la forma que tenían de describir nuestros antepasados el mundo. Toda esa obsesión, con el contexto de la brujería, de la batalla de Roncesvalles, del protorreino de Pamplona y del Pirineo, es lo que ha cristalizado.

¿Cómo están viviendo sus padres que esos cuentos hayan acabado germinando tantos años después en un largometraje?

Las personas nos tenemos que regir por lo que amamos. Si queremos ser felices en la vida, tenemos que pelear por lo que nos hace felices. Yo he luchado todos estos años por ser director de cine. Estuve más de 20 años haciendo cortometrajes y ahora presento mi segunda película. Ese amor por las leyendas de niño ha sido decisivo para tirar adelante. Mis padres lo viven con alegría porque es un milagro.

¿Hay muchas noches sin dormir detrás de levantar una película como ‘Irati’?

Muchísimas. Esta es la parte fea. Es muy complicado. Es un castillo de naipes en el que vas colocando cada carta y cada día hay un momento en que se va a caer y, si se cae esa carta, se cae todo el castillo. Es un proceso largo, de casi seis años, y hay muchos momentos en los que crees que todo se termina. Es terrorífico cuando se tambalean ciertos aspectos. He tenido mucho insomnio pero ha merecido la pena.

En el pasado estuvo presente en festivales como el de Tarazona o el Buñuel Calanda. ¿Cuán importantes son esas citas, por pequeñas que sean, para alimentar la vocación?

Son fundamentales. Le debo muchísimo a los festivales de cine. Son los lugares donde más cuidan lo que hacemos. Al final, las salas comerciales son escaparates donde el público puede acceder si quiere. Pero los festivales son entornos para difundir nuestro trabajo con mucho mimo. Sinceramente, si no tuviéramos los festivales, difícilmente llegaríamos a las salas. Son un trampolín que nos propulsa para que los programadores quieran proyectar nuestras películas.

Una de las localizaciones de ‘Irati’ es el castillo de Loarre. ¿Por qué lo eligió?

No había estado pero lo conocía. Es uno de los castillos románicos más importantes de Europa, tal vez el que más. Es impresionante el tesoro y el patrimonio que tiene Aragón allí. Para el cine es oro puro. No es casualidad que Ridley Scott lo eligiera para ‘El reino de los cielos’. Necesitábamos un castillo del siglo VIII, que no los hay. El ejemplo más cercano era el de Loarre. Con efectos especiales lo hemos hecho más pequeño. Lo hemos disfrazado un poco. La majestuosidad de Loarre le ha dado a ‘Irati’ una altura impresionante.

La película obtuvo cinco nominaciones a los Goya, entre ellas la de mejor canción, de la que usted es coautor.

Los cuentos también nos han llegado a través de las canciones. Para mí era importante que la película comenzara y acabara con música. Escribir una canción es como escribir una historia. Me encargué de la letra con la estructura de copla antigua con rimas y demás. La música se la añadieron Aránzazu Calleja y Maite Arroitajauregi. Quedó muy bonita.

¿Cómo vivió la gala?

No nos esperábamos tener cinco nominaciones porque la película se había visto muy poco. Fue una sorpresa. No ganamos ningún premio ya que era un año muy complicado y competido. Pero da igual, estar allí y poner el foco a la película en vísperas de su estreno fue una gozada.

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