Vuelve 'Doctor en Alaska' y la llama de sus fans sigue viva: "Aquel pueblo pequeño te abría el mundo"

Filmin recupera este martes los 110 episodios de la producción noventera. De vocación alternativa, acabó siendo un fenómeno viral en unos tiempos sin internet. Hablamos con 'aláskers' de Aragón, donde tienen uno de sus puntos de encuentro: Gallocanta.

Los protagonistas de 'Doctor en Alaska'.
Los protagonistas de 'Doctor en Alaska'.
H. A.

Como Joel Fleishman cuando aterrizó en Cicely, ‘Doctor en Alaska’ era una ‘rara avis’ en la tele española. Llegó un 29 de abril de 1993, tres años después de su estreno estival en Estados Unidos, a horas intempestivas -casi al filo de la medianoche- y en La 2, convertida ya a esas alturas en el rincón de lo minoritario tras la irrupción de las cadenas privadas.

Contra todo pronóstico, en medio de los excesos de la tele noventera, aquella serie de factura minimal sobre un médico novato destinado a la fuerza a un surrealista pueblo perdido en Alaska acabó conquistando los corazones de un público amplio que 30 años después responde con una sonrisa a aquella imagen de un alce vagando en medio de la nieve al ritmo de la pegadiza sintonia de David Schwartz (que tuvo, por cierto una versión, por cierto, a cargo del grupo zaragozano Telephunken). 

Pero es su entregado grupo de fans el que ha alargado su aura de serie de culto hasta nuestros días. En términos actuales, podría hablarse de una fenómeno viral, animado por algo más poderoso aún que un algoritmo: la capacidad de establecer una potente conexión sentimental con los espectadores.

ASÍ SUENA LA VERSIÓN DE 'DOCTOR EN ALASKA' DE LOS ZARAGOZANOS TELEPHUNKEN

Desde hoy, Filmin, la sirve al completo: 110 episodios, remasterizados y en VOSE. Un sueño para aquellos que la perseguían por los márgenes de la parrilla televisiva. Una circunstancia que, paradójicamente, se perfila como clave a la hora de contribuir a un éxito tan especial. Esa nocturnidad hizo que ver ‘Doctor en Alaska’ fuera una experiencia que se saboreaba a solas y con particular intensidad, cosa poco común cuando lo normal era compartir una televisión para toda la familia. "Me acuerdo de que la veía sola en el sillón cuando todos se iban a la cama, fue la primera serie en la que me metí de lleno, de esas que se acaban y te sientes huérfano", recuerda Ana Langarita, que se asomó al universo de Cicely con solo 13 años. "Era una serie que conectaba contigo", sostiene José Ángel Usero, otro fan zaragozano para quien ‘Doctor en Alaska’ fue mucho más que una serie. "Me acompañó en una etapa clave de mi crecimiento personal me daba herramientas para la vida, aquel pueblo pequeño te abría el mundo".

"Fue la primera serie 'indie'.
Ana Langarita

​"Era una serie que conectaba contigo".
José Ángel Usero

​"‘Doctor en Alaska' se permite ser trascendental, mezclar lo cotidiano con la mística, está poblada de personajes estrafalarios pero verosímiles, encantadores, tiene un universo propio que no para de ofrecer sorpresas".
​María Bastarós

A Ana, en plena adolescencia, le daba un sentido de pertenencia. "Yo no encajaba con las series que se suponen que eran para mi edad, como ‘Melrose Place’”. Para ella, "'’Doctor en Alaska’ fue la primera serie ‘indie’". Para Raúl de Dios: "Cicely era un lugar donde te gustaría vivir". Y casi lo acaba haciendo. Es tan fan que acabó visitado Rosslyn, cerca de Seattle, el pueblo donde se rodaba.

"La serie podía haber tenido perfectamente un ‘spin off’ , lo merecían la mayoría de los personajes, incluso los más episódicos", opina De Dios. Estaba la piloto Maggie O’Connell, el filosófico locutor Chris Evans, Ruth Anne la tendera, el joven nativo Chigliak o el rico Maurice, al que deja la joven Shelley por Holling, 44 años mayor que ella.

"Era una serie calmada, nada que ver con las de risas enlatadas que predominaban", aprecia Silvia, quien destaca "los silencios". "Tan elocuentes", apuntala Usero. "Recuerdo ver el primer capítulo y pensar: ¿Pero esto qué es?", añade.

"Cicely era un lugar donde querías vivir".
Raúl de Dios
"Era una serie calmada, nada que ver con las de risas enlatadas que predominaban"
​Silvia Casulla

​"Era una serie prescriptora sin ser pedante".
​José Ángel Usero

A juicio de Silvia, hay un paralelismo entre los personajes de la serie y muchos de sus seguidores más fieles: "Los habitantes de Cicely eran gente desubicada y colocada en un sitio que no les correspondía".

‘Doctor en Alaska’ abrió el camino a una manera distinta de ver y consumir series que ahora se revela como pionero y entonces solo tenía otro precedente: ‘Twin Peaks’. Precisamente, la serie llegó a España con un eslogan que las conectaba: ‘Doctor en Alaska’ se vendía en las crónicas de la época como "“una ‘Twin Peaks’ para gente corriente". La escritora María Bastarós, que la descubrió mucho después de su estreno, en las cintas VHS de su abuelo, también la compara con la obra de Lynch: "Tenía esa extrañeza, el delirio, la magia".

Raúl de Dios en Roslyn, el pueblo del norte de Estados Unidos donde se rodaba 'Doctor en Alaska'.
Raúl de Dios en Roslyn, el pueblo del norte de Estados Unidos donde se rodaba 'Doctor en Alaska'.
H.A.

Para Usero, a quien también le recuerda a 'Amanece que no es poco', la serie tiene la virtud de "ser prescriptora sin ser pedante". "Bajo la clave de la comedia -continúa-, los personajes tenían muchísimas capas: lo mismo sacaban a relucir a James Joyce que a Kierkegaard". Bastarós: "‘Doctor en Alaska' se permite ser trascendental, mezclar lo cotidiano con la mística, está poblada de personajes estrafalarios pero verosímiles, encantadores, tiene un universo propio que no para de ofrecer sorpresas". 

De Cicely a Gallocanta

También fuera de la serie. Que se lo digan a los creadores, en los albores de Internet, de la web Cicely Virtual, que acabó pasándose a lo presencial y reuniendo en 1997 a varias decenas de seguidores en un lugar que bien podría pasar por Cicely: la laguna de Gallocanta. Hasta su refugio se desplazaron seguidores de media España. La gallega Nieves Vidal es una de ellas. "Acaba de ser madre y por la noche, ya con el bebé dormido, me sentaba derrengada en el sofá. Con el rabillo del ojo, me encontré con esos personajes que pasaron a formar parte de mi vida". Un amigo que era informático me habló de algo llamado Internet, donde había gente hablando de la serie y con su ayuda, contacté". La cosa terminó con Nieves, su marido y sus dos hijos viajando hasta Gallocanta, apara conocer a unas personas a las que en ese momento no les ponía ni cara. Ahora, dice, "están entre mis mejores amigos, porque a ese encuentro, que luego se repitió muchas veces fuimos todos con el corazón abierto".

A María Bastarós le preguntamos cuál cree que es la vigencia de la serie en 2023: "Es tan cautivadora que se impondrá al modo en que consumimos ficción ahora. El estreno en Filmin puede ser un revulsivo que nos recuerde de qué es capaz la televisión. Además, esa historia del urbanita que llega a lo rural, y lo es como una fantasía donde se habla de DH Lawrence y de alces con la misma naturalidad, lo cual encaja muy bien con la romantización de lo rural que vivimos actualmente. Todos queremos vivir en Cicely".

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