Un coleccionista aragonés recupera en París una histórica bandera militar española

Luis Sorando, que la compró en una subasta, la entregará al Museo del Ejército de Madrid, donde será restaurada y expuesta.

La bandera, tal y como llegó a Zaragoza.
La bandera, tal y como llegó a Zaragoza.
Luis Sorando

Un coleccionista aragonés, Luis Sorando Muzás, presidente de la Asociación Napoleónica Española y del grupo recreacionista Voluntarios de Aragón, ha recuperado en Francia una histórica bandera española y va a cederla en los próximos días al Museo del Ejército de Madrid. Se trata de una pieza única en su género que, dada su importancia, no ha querido conservar en su colección.

"Un amigo madrileño me dio el soplo de que en la casa Drouot de París se disponían a vender una colección de textiles y que uno de ellos, que iban a subastar como un tapiz en mal estado de conservación, tenía un escudo borbónico español –relata Sorando–. Cuando vi las fotografías me quedé helado. La casa de subastas no sabía de que se trataba: los restos de una bandera coronela del Ejército de Fernando VI, de mediados del siglo XVIII. Solo se conoce una en el mundo, porque la ordenanza de 1746 por la que se creó esta bandera establecía que se destruyera inmediatamente si alguna de ellas se deterioraba o dejaba de usar".

La bandera medía originalmente unos 2 por 2 metros, y no está completa: en realidad, se trata únicamente de los bordados de la enseña propiamente dicha. "Los bordados se cosieron a una tela antigua pero que no es la auténtica. Un profano, al verla, podría pensar que se encuentra en muy mal estado, pero en realidad es todo lo contrario, está bastante bien para una pieza de este tipo. El soporte original sería un tafetán de seda muy ligero, muy liviano, y muy pocas de las banderas que se exhiben hoy en los museos lo conservan. Eran enseñas que pesaban poco y, por lo tanto, ondeaban mucho. Alguien rescató los bordados y los incorporó a otra tela más sólida».

Tras recibir su adquisición, Sorando, que es especialista en este tipo de insignias, procedió a estudiar la pieza. No tardó apenas en identificarla como perteneciente al Regimiento de Milicias Provinciales de Toro (Zamora).

"Era una bandera blanca, con el escudo real, el mismo que tuvo Felipe V, en el centro, rodeado por los collares del Toisón de Oro y del Espíritu Santo y colocado sobre el aspa roja de Borgoña con dos grandes leones de los que solo quedan las garras –asegura el especialista–. En las esquinas del aspa alternaban los escudos de Zamora y de Toro".

Y añade: "No sabemos cómo llegó a París, pero las posibilidades son muy limitadas. Pudo ser tomada en el transcurso de una batalla, lo que no me parece probable aunque en la Guerra de la Independencia se usara alguna bandera reaprovechada. Tras las indagaciones que he realizado, más fácil parece que sea una bandera que, junto a otra, se depositó en la colegiata de Toro. Ambas se acabaron vendiendo a principios del siglo XX a un anticuario. De esas dos banderas hasta ahora conocíamos una porque la adquirió la Armería Real. De la otra no se tenían pistas y creo que puede ser esta que ha aparecido ahora en Francia".

Sorando ha decidido donar la enseña al Museo del Ejército de la capital de España, que planea limpiarla y restaurarla: los bordados se traspasarán a una tela más cercana a la original.

"Es una pieza histórica muy valiosa, tanto, que no puede estar sin exponerse al público, aunque ya ha corrido la voz entre los coleccionistas y me ofrecen bastante más dinero de lo que me costó", concluye Luis Sorando.

Sorando lleva una veintena de años estudiando las banderas del Museo del Ejército. Acaba de publicar el cuarto tomo de su catálogo razonado (a la venta en la web Publicaciones de Defensa) y tiene previsto publicar dos más, en un proyecto que, cronológicamente, abarca desde 1843 a la Segunda República. El último tomo publicado lo dedica a la Infantería y tiene más de 700 páginas y 500 ilustraciones. "No solo me ocupo de las 2.300 banderas del museo sino que, al hablar de ellas, aprovecho para comentar otras y así tratar todas las que se conocen –asegura–. Un catálogo tan exhaustivo no lo tiene ni Francia ni Reino Unido".

La vexilología es una disciplina erudita y muy especializada pero ofrece datos interesantes a todos los historiadores. En su trabajo de investigación, Sorando ha hallado numerosos datos curiosos.

"De la bandera de España, por ejemplo, hay información poco conocida. Como que en su día tuvo un carácter liberal, progresista. La rojigualda la adoptó Carlos III para la Marina porque la blanca de los Austrias se confundía en el mar. Luego la Milicia Nacional, cuando se creó en 1812, la adoptó. La blanca la utilizaron los dos bandos en las guerras carlistas y se convirtió así en un símbolo ‘conservador’, mientras la rojigualda era ‘progresista’, del pueblo. En 1843, cuando en España se respiraban vientos de modernidad, se adoptó para todos los ejércitos. La idea era mantenerla al margen de vaivenes políticos, que solo afectarían al escudo, que iría cambiando. Así ocurrió durante la Primera República, y estaba pactado también para la Segunda. Porque la tricolor, en realidad, era la enseña de un partido, no de un país; pero el pueblo se adelantó y, cuando el nuevo gobernador civil de Madrid llegó a la Puerta del Sol el 14 de abril de 1931, se la encontró ya allí".

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