Fernando Aramburu: "El humor deslegitima la violencia y el fanatismo"

El autor visitó este jueves Zaragoza para hablar de su nueva novela, ‘Hijos de la fábula’

Aramburu ha participado este jueves en el ciclo ‘La buena letra’ de la Universidad de Zaragoza
Aramburu ha participado este jueves en el ciclo ‘La buena letra’ de la Universidad de Zaragoza
Toni Galán

El escritor Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) acaba de publicar ‘Hijos de la fábula’ (Tusquets), una novela ideada al mismo tiempo que su exitosa ‘Patria’ –con la que ganó premios como el Nacional de Narrativa, el de la Crítica, el Strega Europeo o el Ciudad de Atenas–, a raíz del anuncio de ETA del fin de la actividad armada.

Aramburu visitó ayer la capital aragonesa para conversar con la crítica literaria y colaboradora de HERALDO Eva Cosculluela sobre su nuevo libro en el ciclo ‘La buena letra’, que organiza la Universidad de Zaragoza. ‘Hijos de la fábula’ cuenta las peripecias de dos jóvenes, Asier y Joseba, que en 2011 marchan al sur de Francia con la intención de enrolarse en la banda terrorista. Mientras esperan instrucciones en una granja se enteran de que ETA ha anunciado el abandono de la lucha armada. Sin embargo, ninguno de los dos está dispuesto a renunciar a sus aspiraciones.

Esta novela forma parte de una serie de libros que el autor denomina ‘Gentes vascas’, recordó el autor antes del encuentro con los lectores zaragozanos. Aramburu regresa así al País Vasco, su tierra natal, en la que vivió sus primeros 25 años de vida. «Allí acumulé una experiencia muy grande, relacionada con la historia trágica que vivimos y con la cual me siento interpelado», añadió.

Sobre la temática de algunas de sus obras recalcó que no aborda textos centrados «directamente en el terrorismo, sino en gentes vascas. Mis novelas de tema vasco tratan todas ellas de personas normales y corrientes, similares a las que yo conozco. Es un estímulo literario muy fuerte para mí, pero no el único. No quiero estar contando siempre libro tras libro lo mismo».

Un drama con toques de humor

Incluir tintes de comedia en un tema tan controvertido como el terrorismo podría ser terreno resbaladizo en manos de otro escritor, pero no es el caso, en absoluto, de Aramburu. «El humor es algo que me es natural y lo refreno cuando escribo historias en las que intervienen víctimas –explicó–. Como en esta última no las hay, me he tomado libertades para contar episodios que son paródicos o esperpénticos».

El novelista indicó, además, que durante años los terroristas hicieron tanto daño que quedaba poco espacio para el humor, y apuntó dos conceptos a tener en cuenta: «Por un lado, la preservación de la alegría; y por otro, que el humor es deslegitimador de la violencia y del fanatismo. Pero no el humor de tipo amable –el suyo no lo es–, sino el que va directamente encaminado a demostrar los flancos ridículos de los terroristas».

En ‘Hijos de la fábula’ toda la narración transcurre «como un tren por dos raíles: uno que es cómico y otro que es muy triste y muy dramático. Hay quien ha calificado mi novela de ‘drama cómico’, y es acertado», añadió.

Acerca de la sintaxis del libro, compuesto de frases cortas de un solo verbo, expresó que lo escribió con el paso cambiado, «Todo el esfuerzo consistía en conseguir una fluencia determinada que da lugar a una música verbal que va bien a estos protagonistas vascos, que no son unos maestros de la oratoria y que armoniza con esa obsesión que tienen por ver la vida con pocas ideas pero claras, como dicen ellos».

No obstante, los protagonistas de ‘Hijos de la fábula’ son «incautos pero no tontos. Saben lo que quieren –aclaró–. He hecho un esfuerzo por mostrar su faceta humana, porque no son simplemente dos aspirantes a terroristas y con eso les basta. Tienen historias familiares, problemas físicos... reflexionan sobre muchos aspectos de la vida que no tienen que ver directamente con lo que ellos llaman la lucha armada».

Aramburu también se refirió a las críticas negativas de su libros. «Da igual de qué vaya la novela. Simplemente, por el hecho de que en la cubierta aparezca mi nombre ya sé que voy a recibir críticas negativas, que además me producen un pinchazo de gusto considerando el rincón ideológico del que proceden. Pero mis libros no son de lectura obligatoria», zanjó el autor afincado en Alemania.

Homenaje a Zaragoza

Aramburu también tuvo palabras de recuerdo para una ciudad que forma parte de su vida. «Aquí pasé tres años como estudiante, me licencié en Filología Hispánica, dejé muchos amigos y me llevé muy gratos recuerdos –rememoró–. Es un territorio favorable para mí. En ‘Hijos de la fábula’ aparece en muchas páginas y es un pequeño homenaje que le debía a Zaragoza».

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