Risoterapia gandul
Decía Mark Twain que el problema del humor es que nadie lo toma en serio; tal aserto bien puede aplicarse al quehacer de Los Gandules, esa pareja aragonesa de músicos-cómicos (o viceversa) que han hecho carrera y llenan salas allá donde van, gracias a la feliz ocurrencia de pervertir grandes éxitos de la música popular de todos los tiempos, cambiándoles la letra en un ejercicio que combina el surrealismo, el disparate y el chascarrillo. El caso es que Dun y Tobo Gandul (o sea, Santi Díaz y Roberto Montañés, el Joaquín Costa del rock aragonés) son notables músicos con un acreditado currículum, pero cuando se calzan las batas y las pantuflas y dan rienda suelta a su verborrea y su capacidad para improvisar, alcanzan cotas delirantes.
Da igual que uno los haya visto un montón de veces, siempre se sacan de la chistera un truco nuevo; en esta ocasión, proponer al público que fuera eligiendo las canciones sobre la marcha, ofreciendo sucesivamente dos opciones que debían ser votadas a grito pelado y sometidas a un medidor de decibelios. Generando la interacción y complicidad con el público, manejando con soltura e ingenio todas las situaciones, el dúo fue despachando entre carcajadas piezas tan descacharrantes como ‘Pony’, ‘Anisakis’, ‘Hindenburg’, ‘La tuneladora’, ‘Sergei’, ‘La NASA’ o ‘Yaestanahí’. En estos tiempos inciertos y oscuros, irse a echar unas risas con Los Gandules es una de las alternativas más saludables para mantener la lucidez.
Y aún nos quedó tiempo para escuchar un rato a los oscenses Will Spector y Los Fatus, que presentaron en La Lata de Bombillas su último álbum, ‘La llama’, en el que profundizan en un energético sonido que bebe de la psicodelia y del rock bailable, y en el que se rastrean los influjos de gente como Happy Mondays, !!! o Beck. Una vez más, en las pequeñas salas se esconde la música de verdad.