La orquesta atacaba la ‘Marcha española’, de Johann Strauss hijo, resaltando el fuerte carácter hispano buscado por esta partitura del más notable miembro de los Strauss, protagonista de este programa. Un programa no repartido, con la lógica inconveniencia para el público de desconocer qué se estaba escuchando. Antes el director Viktor Ploskina había sido recibido con aplausos al entrar portando la enseña nacional y colocarla detrás del podio, avivando así el ambiente festivo de este tradicional Concierto de Año Nuevo, que la Strauss Festival Orchestra lleva en gira por España.

Un espectáculo musical y escénico realzado por el ballet, con una ejecución muy vistosa de esas cuatro parejas en piezas como el ‘Vals del Emperador’ o en la polca ‘Sangre ligera’. El conjunto ucraniano exhibió la técnica sólida, el porte altivo y la expresión elegante de la escuela eslava de danza, con un amplio lucimiento y un envoltorio gestual de notable acabado artístico.

La soprano Maina Valenis, buena actriz como mostró en ‘Polca de Anne’, de voz bien timbrada y volumen potente, lució buen sentido del fraseo y ofreció una línea canto bien modulada, en general, en ‘Mein Herr Marquis’, de ‘El murciélago’. Valenis salió airosa de algunas aceleraciones en el tempo propiciadas por la batuta de Proskina en piezas como ‘Voces de primavera’. Inaceptable, ese peculiar uso de un teclado electrónico en sustitución del arpa en un espectáculo que, no obstante, obtuvo largos aplausos de un público, que participó dando las palmas habituales no solo en la ‘Marcha de Radetzky’ sino también en piezas como ‘Bajo truenos y relámpagos’, y que disfrutó con los abundantes gags cómicos, algo exagerados, del histriónico director, que llegó a abandonar el podio y dejar a la orquesta tocar sola en reiteradas ocasiones.