Con ‘Espejismos’, segundo disco de Calavera, el proyecto personal del zaragozano Álex Ortega se ha afianzado como una de las propuestas más relevantes del pop local (fue elegido mejor disco aragonés del pasado año por Heraldo de Aragón y cosechó excelentes críticas en diversos medios nacionales). Su concierto dominical dentro del ciclo Bombo y Platillo suponía una ocasión especial, pues contaba con invitados como Begut, Erin Memento y Lucas Bolaño (Estrella Fugaz), además de Víctor Cabezuelo (Rufus T. Firefly), que fue baja de última hora por enfermedad.

Ortega es un notable compositor de acreditado buen gusto para las melodías, que fluyen luminosas entre las canciones de ‘Espejismos’; otro asunto, abierto a disparidad de opiniones, es su peculiar tesitura vocal, siempre en tonos muy altos. Pero sin duda sus canciones tienen una personalidad reconocible, y además ha consolidado una banda bien empastada, en la que luce el bajo elegante de Violeta Hernández, los juegos de guitarras y teclados de Israel González, y la eficaz batería de Juan Elías.

Tras piezas como ‘Huyendo’ y ‘De una isla’, la zaragozana Begut abrió el turno de invitados poniendo su voz en ‘Ámbar’ (que en el disco grabó Eva Amaral) y ofreciendo un tema propio, ‘Olvido’, exhibiendo unas cualidades que aún están por explotar definitivamente. El madrileño Lucas Bolaño se unió a Álex para ‘Malas hierbas’ y ‘Max y Ellen’, antes de que sonara ‘Sayonara’, uno de los puntos álgidos del disco de Calavera, impregnado de cierto regusto a Prefab Sprout (dicho sea como un elogio).

Erin Memento se sumó a la causa en ‘No te das cuenta’ y aportó su personal ‘No, no, no, no’, a dúo con Ortega. Y para acabar sonó ‘Espiral’, una de las mejores canciones de Calavera, envolvente y psicodélica, con la voz autotuneada y guiño a Juan Luis Guerra. Por ahí se adivinan nuevas posibilidades para Calavera.