Por
  • Luis Alfonso Bes

OCAZ Enigma: acuarela de sonidos e imágenes

La Orquesta de Cámara Grupo Enigma ofeció un concierto en el Auditorio de Zaragoza.
La Orquesta de Cámara Grupo Enigma ofeció un concierto en el Auditorio de Zaragoza.
Grupo Enigma

Fue el ganador del III Concurso de Jóvenes Compositores Juan José Olives. Un jovencísimo Jannai Torné volvió a recoger su ovación después de la lograda interpretación de su obra ‘There is no Silence’ a cargo de la OCAZEnigma. Los Enigma, en configuración de ensemble de seis músicos, la habían elegido, en esta ocasión, para abrir este concierto inaugural de las XIII Jornadas de Música Contemporánea. La breve pieza atonal sonó cohesionada por aportaciones rítmicas y melódicas del violín y el clarinete que, junto al cello, se explayaron en una maraña de figuraciones dinámicas, como esas impactantes resonancias extraídas del piano mediante imanes de neodimio.

OCAZ ENIGMA ****
Obras:‘There is no Silence’, de Jannai Torné; ‘El viaje a la luna’, de Fabià Santcovsky; ‘El melómano’, de Zuriñe F. Gerenabarrena; ‘El reino de las hadas’, de Carolina Cerezo y ‘Las cuatrocientas bromas del diablo’, de Sergio Blardony
Director: Asier Puga.

El breve concierto, que incluía cuatro estrenos, prosiguió con el de la obra de Fabià Santcovsky para la proyección de Georges Méliés ‘El viaje a la luna’, de 1902. El conjunto, bien sincronizado, dotó de alma sonora a esta película de cine mudo. Un alma bien tejida de arpegios del piano y pasajes de violín y cello en dibujo sobre las 4 cuerdas. Especialmente efectista resultó esa llegada a la luna cargada ‘glissandi’ y ‘col legno’ de ambos instrumentos, así como el ataque a los selenitas con las explosiones sonorizadas eficazmente por los acordes en ‘forte’ del piano. También se estrenó la refrescante miniatura ‘El melómano’, de Z. F. Gerenabarrena para el filme del mismo nombre, también de Méliès como el resto de las proyecciones. La obra de Carolina Cerezo para el filme ‘El reino de las hadas’ trajo un pandemonio musical de maullidos y lamentos, que luego derivó a una acuarela de sonidos innovadores y agradables adecuados a las imágenes proyectadas. Efectos que continuaron eficazmente con síncopas sinuosas y percusión en ‘Las cuatrocientas bromas del diablo’, cuyo compositor Sergio Blardony también salió a recoger los aplausos.

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