Robe, chamánico y afilado un año después en el pabellón Príncipe Felipe

6.000 personas renovaron sus votos de amor eterno hacia el icónico artista de Plasencia, que no escatimó temas de Extremoduro

Robe Iniesta, durante su concierto de este viernes 4 de noviembre en el pabellón Príncipe Felipe.
Robe Iniesta, durante su concierto de este viernes 4 de noviembre en el pabellón Príncipe Felipe.
Toni Galán

Robe Iniesta ya paró con su gira ‘Ahora es el momento’ en Zaragoza hace justo un año. Lo mismo hizo el pasado verano en Pirineos Sur y Teruel capital. El cacereño (de Plasencia) se ha prodigado por Aragón en los últimos meses con su último disco, ‘Mayéutica’, como esqueleto de un espectáculo que no olvida los himnos de su Extremoduro. Emocionó en la capital turolense a finales de julio, arrasó en Lanuza unos días después y en la noche de este viernes puso seis mil epidermis en jaque en el pabellón Príncipe Felipe.

Contentura hubo, y mucha, pero sin alharacas: botes, sonrisas y felicidad. ¿Será que la mayoría de los presentes en el concierto guardan las emociones para la intimidad? Hashtag no, que dicen en redes sociales; venga a llorar, y más de uno. El tipo de filia que despierta este vate indefinible es más de morderse el labio, cantarlo todo (estrofas, puentes y estribillos) y llevar el ritmo con el zapato. Lo que pasa es que esos zapatos van acompasado con el latido.

La séptima canción de la velada, ‘Tu corazón’, es una de las muchas de Extremoduro que desfilaron durante la noche (‘El camino de las utopías’ y ‘Segundo movimiento lo de fuera’ sonaron de lujo) y suelta versos como flechitas de curare. Sobre la línea argumental habría mucho que hablar… o nada. Es lo que es. "Vendí mi porvenir/cogiendo moscas para tí/no valgo para estar/metido en un puré/me gusta mi sabor/ando loco por la calle".

Se vio mucha camiseta de Extremoduro, a pie de pista y en la grada (claro) y al menos una de Acolla, inventores del lignito rock en la Andorra turolense hace más de cuatro décadas, poco después de que naciera Carlos, quinta del 76; lucía una camiseta de Robe recién comprada en la tienda del ‘merchan’ del pabellón. "No pude venir el año pasado por el curro, esta vez no he fallado". José, de 52 años, asistió con su pareja Marta, de 49, y la hija de ambos, Sol, de 23. "Ella es más fan aún que nosotros dos" dice Marta. "Y mis amigas no son muy de Robe, aunque aquí hay bastante gente de mi edad, si te fijas", decía la aludida. 

Ana Luz, de Chile, se las sabe todas. "Ya oía Extremoduro de niña en Santiago, en los 90; mis amigas eran más de Aerosmith". Jesús, de las Delicias, sonríe a su lado. "Yo no soy tan fan. Vengo por ella, y si me toca la del payaso, pues feliz me marcharé".

La puesta en escena

El arranque con versos de Manolo Chinato dio paso a ‘Del tiempo perdido’. Violín, saxo, piano, batería, bajo, guitarra, Robe con sus seis cuerdas; la banda se iluminaba uno a uno. "Buenas noches a todos el mundo, no os perdáis nada. Estáis aquí, y ahora es cuándo", dijo el chamán. El repertorio voló bajo, se adivinaba tormenta buena con ‘Por encima del bien y del mal’. Luego entró ‘Por ser un pervertido’ y Robe aclaró que este tema no hablaba "de hombres ni de mujeres, habla de amor y de sexo"; con ‘La canción más triste’ la banda creó una atmósfera de paseo por la cuneta con lluvia, especialmente un violín que lloraba, conectado con la letra.

‘Si te vas’, de Extremoduro, la cantó todo el mundo. Antes del descanso que precede a ‘Mayéutica’, la canción de 50 minutos, ‘Ininteligible’ aulló al amor en todos los registros. "Yo ya he visto la luz y le rezo a la luna, por si me ayudan, y le rezo al amor, por si me da valor". O "cuánta mierda en este lado, en este lado del río, por aquí no hemos pasado aún ni tú ni yo".

‘Mayéutica’ fue la locura; el palabro proviene de Sócrates, y define ese momento en el que al personal se le cae la venda de los ojos. A Robe le pasa; a quienes lo siguen, también. Los bises, retando a la hora bruja con media hora de mordisco al sábado, redondearon el contubernio: 'Jesucristo García' -más lágrimas de nostalgia-, 'Puta' y 'Ama, ama, ama y ensancha el alma'. Comentario al margen: el palco de autoridades no abrió este viernes. La principal autoridad, con un bandón a su vera, estaba sobre el escenario.

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