Blues desde la ciénaga

Periódicamente aparecen nuevos guitarristas de blues destinados a continuar el legado de las grandes figuras clásicas del género; Selwyn Birchwood, nativo de Tampa, Florida, es uno de ellos, y a juzgar por su desempeño la noche del miércoles en Rock & Blues Café este caballero tiene lo que hay que tener para situarse en posiciones destacadas en ese ámbito.

Por otro lado, no había más que ver las curtidas pintas de los miembros de su banda nada más pisar el escenario para percatarse de que ahí iba a haber ‘mojo’ del bueno: algunas apariencias no engañan.

Y, en efecto, así fue. Birchwood no solo es un excelente guitarrista, técnico y expresivo sin necesidad de recurrir a alardes de artificio, y en el que se perciben las huellas de colosos como Buddy Guy o Albert King (y a ratos Hendrix); también posee una voz de acentos soul que la hace especialmente atractiva. Y sus composiciones recorren un amplio espectro de variantes estilísticas que van del pantanoso swamp blues propio de las ciénagas de su patria chica al funk, pasando por el rhythm’n’blues de New Orleans, el blues-rock sureño, el boogie texano o el blues de Chicago.

Y la banda, como se presumía, contribuyó en buena medida a incrementar la fogosidad de la música del citado Selwyn; empezando por el carnoso saxo barítono de Regi Oliver, siguiendo por un batería de feroz contundencia y tempo implacable (Byron Garner), más un teclista (Michael Hensley) y un bajo (Donald Wright) siempre en su sitio. Birchwood aún azuzó más los ya encendidos ánimos del personal cuando se bajó a tocar entre el público, y remató la faena exhibiendo su virtuosismo con la lap steel guitar. En conclusión, una enjundiosa velada para los devotos del blues, terreno donde aún es posible encontrar descubrimientos estimulantes.