127 años de heraldo de aragón

Breve biografía de HERALDO, el compromiso con el lector y el espejo del tiempo

Este diario ha vivido, y vive, a caballo de tres siglos: desde el XIX al XXI. Ha sido un escaparate de Aragón y del mundo, una defensa de la libertad, un inventario de hechos y seres, una empresa que ha progresado con los adelantos tecnológicos y un álbum coral constante de imágenes y sueños, algo parecido a la copia de la vida.

La rotativa de HERALDO en el paseo de la Independencia en 1955
La rotativa de HERALDO en el paseo de la Independencia en 1955
Heraldo

El poeta romántico John Keats, que murió aún más joven que el fundador de HERALDO Luis Montestruc, escribió: "Un bello rostro es un placer eterno". Seguramente no pensaba en un diario ni en su condición de espejo del tiempo y de la sociedad, de inventario general de lo grande y lo minúsculo, pero es un verso que cobra otro sentido aquí: un hermoso proyecto, sencillo de partida, alimentado con primor, sensatez y voluntad informativa, es un placer constante. Un placer, una aventura, una vocación que se se ejerce y se contagia, un modo de estar en el mundo.

El 20 de septiembre de 1895, cuando la reina Maria Cristina de Habsburgo-Lorena iniciaba su regencia -acababa de fallecer Alfonso XII y ella sería una fantasía onírica del joven Luis Buñuel-, el citado Luis Montestruc (1868-1897), un republicano oscense que sabía lo que se traía entre manos (había sido un redactor precoz y activo del ‘Diario de Avisos’), fundó HERALDO DE ARAGÓN, subtitulado ‘Periódico independiente’. El nuevo medio nacía en una época agitada de la política donde España estaba a punto de perder las colonias.

Desde el punto de vista de la prensa, como han recordado algunos de los biógrafos del diario -Juan Domínguez Lasierra, Guillermo Fatás y Mariano García, entre otros-, el país era un alboroto de tendencias y veleidades: convivían carlismo y republicanismo, socialismo y comunismo, y aparecían revueltas cantonalistas y separatistas, como contará Ramón José Sender en ‘Mr. Witt en el Cantón’ (1935). Era un período de muchos medios pero casi todos estaban vinculados a partidos políticos y a movimientos ideológicos.

De partida podría decirse que HERALDO era un empeño modesto, con las cosas claras. Venía a quedarse y que lo haya hecho durante 127 años, con la fiabilidad y la apuesta de futuro por un Aragón integrado de modo natural en España, no deja de ser un acontecimiento constante. Si el periódico venía a hacer frente a una situación de «emergencia nacional», tal como ha apuntado Guillermo Fatás, lo logró y lo hizo con un código de conducta y con una propuesta rotunda por algunos principios, formulados en dos textos que estaban en la portada: ‘Antes que todo’, que recogía una declaración de lealtad y respeto a «la madre España», y ‘Palabras precisas’, donde se anunciaba, entre otras cosas, el principio de dar voz en libertad a «las grandes conciencias nacionales» y a todos los aspectos de Aragón, «de tal suerte, que sus voces suenen como una sola voz, la voz de Aragón, para que adquiera mayor vigor y más empuje». En ese texto se hablaba de la voluntad de «ocuparse de todo y, sin alardes de dómine, dar, a la par de los hechos, el juicio que estos le merezcan»; se agregaba que se haría con criterio siempre independiente, al margen de cualquier partido político y con máximo respeto «a la madre España», a la que se alude también en otro afán: «Tenemos en mucho la sagrada unidad nacional».

La actual redaccIón de HERALDO DE ARAGÓN
La actual redaccIón de HERALDO DE ARAGÓN
José Miguel Marco

El nuevo rotativo tenía claras sus piedras angulares: el compromiso informativo, el rigor, el espíritu liberal e independiente, el lector como objetivo primordial y estímulo esencial de su línea editorial y la firme voluntad de adaptación a los cambios tecnológicos, algo que se irá materializando a lo largo de estos 127 años. Si al principio, el periódico se editaba en la empresa de Emilio Casañal, pronto tendrá sus propios medios. En un año clave para Aragón, pero especialmente para Zaragoza, 1908, se adquiere en Francia la primera rotativa que hubo en Aragón, una Derriey que imprimía 12.000 ejemplares a la hora. Luis Montestruc fue el primer director. Gravemente enfermo de los pulmones, ya en noviembre de 1896 vendió el diario a Antonio Motos Martínez (1862-1923), un gran amigo con el que había coincidido en el ‘Diario de Avisos’; este tuvo el hermoso gesto de dejarlo figurar como director hasta su muerte a los 29 años, en 1897.

De Motos y Mompeón

Modesto, nada sobrado de páginas, con un capital inicial más bien exiguo, Antonio Motos asumió la complicada tarea de convertir al nuevo diario en una empresa de información coherente, profesional y rentable. Supo lidiar en las turbulentas aguas de la política y de la burocracia estatal, tenía amplia experiencia en el funcionamiento de la prensa, y encargó la gestión de los números a su hermano Juan, un experto en gestión cuyas labores en la parte administrativa serían ejemplares. Y con Antonio Motos se irán desarrollando las líneas que ha mantenido el periódico, afecto a grandes figuras de la vida aragonesa y española como Joaquín Costa, que ha sido uno de los baluartes de pensamiento de la publicación desde su fundación, el periodista Mariano de Cavia, el científico, Premio Nobel de Medicina y escritor Santiago Ramón y Cajal.

El medio siempre ha tenido a gala abrir sus páginas a numerosos colaboradores como Benito Pérez Galdós, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Ramón J. Sender años después, Camilo José Cela, etc. HERALDO se ha volcado de manera pública en distintos frentes. Además de informar y combatir un sinfín de obstáculos (entre ellos, la censura y las multas), apoyó numerosas causas humanitarias, pedagógicas, culturales, artísticas y sociales. Antonio Motos Martínez es el creador de la empresa familiar de HERALDO. Era propietario y director-gerente, pero ya en 1900 se apartó a un lado y dejó que fueran Francisco Aznar Navarro (director interino unas semanas) y Darío Pérez García quienes asumiesen la dirección de los redactores.

En 1906 se incorpora al mando todo un personaje como José Valenzuela La Rosa (Zaragoza, 1878-1957), que era jurista, periodista y pintor, y enamorado de Goya; permanecería hasta 1915 y sería, después, un asiduo colaborador de sus páginas. Escribió un librito para que los niños de Fuendetodos entendieran mejor a su vecino más ilustre, Francisco de Goya. Activo y emprendedor, fue uno de los promotores de la Exposición Hispano-Francesa de 1908 con su gran amigo Basilio Paraíso, a la que HERALDO -embajador de un periodismo que se ejercía con «tolerancia, respeto y amplitud de criterio»- se sumó de inmediato consciente de que era un acontecimiento que cambió Zaragoza y activó numerosas infraestructuras en Aragón.

El 1 de mayo de 1909 se constituye la sociedad anónima HERALDO DE ARAGÓN, y Antonio Motos Martínez pasa a ser el presidente del Consejo de Administración, cargo que ostentará hasta su muerte en 1923. Para entonces ya había ingresado en la empresa familiar Antonio Mompeón Motos, sobrino de Antonio Motos, una figura poliédrica absolutamente decisiva. Nacido en Zaragoza en 1881, huérfano desde los diez años, poseía una sólida formación económica, era profesor y catedrático de la Escuela de Comercio de Zaragoza y también concejal del Ayuntamiento de Zaragoza. Según Guillermo Fatás, «por su espíritu liberal y antisectario y su proverbial discreción, se le requirió con frecuencia en los ámbitos público y privado y ganó el respeto general».

El diario, líder de la prensa aragonesa desde 1910, tiró 15.000 ejemplares en 1913 con maquinaria propia, la citada Derriey. Se había comprometido con la Exposición Hispano-Francesa de 1908, como recordábamos; en 1912 apoyó la iniciativa de Manuel Lorenzo Pardo de impulsar un proyectos de riegos del pantano del Ebro y más tarde, en 1926, se aprobó la Confederación Hidrográfica del Ebro, con el respaldo del periódico. La incorporación, primero, y el nombramiento de Antonio Mompeón Motos como presidente del Consejo de Administración, después, también trajeron consigo el incremento de esa intervención en la sociedad en proyectos concretos: la creación de los grupos escolares Gascón y Marín (1919) y Joaquín Costa (1929), Antonio Mompeón sentía inclinación por los aspectos educativos y culturales; también se apoyaron esculturas y bustos de grandes personajes aragoneses y nacionales, especialmente en la plaza de Aragón.

Desde las páginas del diario se impulsaron la defensa del ferrocarril del Canfranc, la Feria de Muestras y se manifestó la preocupación por la amenaza de hundimiento del Pilar. A José Valenzuela La Rosa lo reemplazó el «culto y combativo» Filomeno Mayayo, que fue director hasta 1933. Poco antes, segura de su éxito y de su misión, si puede decirse así, la empresa adquiere en agosto de 1930 una rotativa de Koenig & Bauer, fabricada de propio para HERALDO, capaz de imprimir 40.000 ejemplares de ocho páginas en una hora. Y en mayo de 1931, tras varias ubicaciones, el diario se instaló en el paseo de la Independencia 29, donde sigue teniendo la redacción y donde tuvo también los talleres y toda la maquinaria de impresión.

A Filomeno Mayayo lo sustituyó un periodista como Manuel Casanova, que cubrió el período de la II República hasta el final de la Guerra Civil, desde 1933 a 1936; entre otras cosas, vivió el ascenso del Real Zaragoza, fundado en 1932, a Primera División con el equipo de Los Alifantes, y también fue famosa su relación amorosa con la pianista Pilar Bayona, quebrada abruptamente. Él, con la ayuda del periodista Miguel Gay, se percató de la importancia que tenía el deporte en la vida de la gente y apostó decididamente por él.

Con el siguiente director, Pascual Martín Triep, un gran periodista, de atinado juicio y partidario de los aliados, las cosas no fueron bien: aunque la empresa lo defendió, fue destituido por orden gubernativa en 1943. Y con él fueron expulsados varios redactores más. Aquel fue uno de los períodos más críticos de la redacción y de la empresa. Podríamos decir que fueron, de distintas maneras, los años oscuros. En 1940 había fallecido Antonio Mompeón Motos, el periodista integral y el hombre de negocios que modernizó el diario, y la censura del régimen del general Franco estaba en su apogeo. Se nombró un director recomendado por la Dirección General de Prensa, José Morales.

El diario sufrió todo tipo de penalidades: censuras, sanciones, imposición inexorable de noticias en portada y en páginas interiores, escasez de papel. Con sentido de la responsabilidad y sin dar el brazo a torcer, se logró la supervivencia. En 1952, el ministro de Información nombró a Antonio Bruned Mompeón (1921-2001), nieto de Antonio Mompeón Motos, de 21 años, licenciado en periodismo. Era el director más joven de España, y dejaría su cargo casi medio siglo después, en 2000. Rediseñó el periódico en 1988. Se compró la tercera rotativa, de Koenig-Bauer también, modelo Koebau Express-60, y se integraron la redacción, la producción y la distribución en un novedoso sistema informático. En esa línea de expansión, desde el liderazgo de la prensa regional, HERALDO abrió delegaciones en Huesca y Teruel.

El siglo XXI de un diario

En el año 2000 la familia Yarza -con Pilar y Fernando De Yarza a la cabeza- asumen la gestión plena. Se nombra un nuevo director, Guillermo Fatás Cabeza (Zaragoza, 1944), catedrático de Historia Antigua, historiador constante de Zaragoza y colaborador del medio desde los años 70, y cuenta con un nuevo socio financiero como Ibercaja. Así HERALDO perfila y redondea sus premisas básicas y se convierte en un solvente proyecto y en una consolidada empresa que ocupa uno de los primeros lugares en el baremo de difusión de la prensa española. En el año 2003, se consuma el proceso de transformación y modernización tecnológicas: se erige un gran edificio en Villanueva de Gállego y se imprime en su rotativa, se pasa al formato tabloide y se publica a todo color. Al año siguiente, se crean los premios Heraldo de Periodismo, que también destacan los perfiles sociales de los Valores Humanos. La lista de ganadores ya la han visto los lectores: es, ante todo, plural, rica, pródiga en grandes comunicadores en todos los medios.

Pilar de Yarza mantiene una tradición familiar, en la línea de Josefina de Nó, Pilar y Josefina Mompeón de Nó, y es la presidenta-editora del diario, cargo que ocupa ahora su sobrina Paloma de Yarza López-Madrazo. Se ha recordado en muchas ocasiones, y con absoluta justicia: el periódico dio desde 1940 un lugar de honor y de responsabilidad a las mujeres. Otro ejemplo, además de las que integraron e integran el ‘staff’, es el nombramiento de Encarna Samitier como directora de ‘20 minutos’.

HERALDO se ha posicionado siempre a favor del periodismo, de los intereses de Aragón y contra el trasvase, sin renunciar al espíritu liberal, las convicciones monárquicas y el continuo diálogo con sus lectores. No es exagerado decir que también ha sido y es una permanente escuela de periodismo y de periodistas.

Recobró el epíteto de ‘independiente’, que le había hurtado el franquismo, en 1976. Fue crítico con los embalses de Mequinenza y Fayón, participó en numerosos gestos de vindicación de la jota, dio cumplida información del regreso del Patio de la Infanta a Zaragoza. Siempre estuvo ahí, en la batalla de la información y del respeto a los derechos humanos, ante las terribles ofensivas terroristas de ETA. Y, por supuesto, creyó, como había hecho en 1908, en la importancia estratégica de la Exposición Internacional de 2008, volcándose con una redacción en el meandro de Ranillas y páginas especiales a diario. En ese año, Mikel Iturbe (Bilbao, 1968), integrado en el diario como director adjunto desde 2001, fue nombrado director del periódico y ya lleva 14 años en el cargo. A él le ha tocado otra revolución: la digital. Hoy, HERALDO.ES es un proyecto puntero.

No nos caben aquí todos los empeños del diario, sus líneas de actuación, la ambición permanente de practicar buen periodismo con eco aragonés, pero también nacional e internacional. Además del corpus general de periódico, HERALDO se ha inclinado y se inclina por distintos suplementos (semanales, sobre todo: ‘Tercer milenio’, ‘Artes & Letras’, ‘Con mucho gusto’, ‘Heraldo Domingo’, ‘Heraldo del campo’...), por números especiales, por entregas tan esperadas como la del 23 de abril y la del 12 de octubre, por continuos despliegues sobre el Real Zaragoza, distintos acontecimientos (la catástrofe de Biescas, la base Americana, la pandemia de la covid-19, etc.), así como publicaciones específicas vinculadas con Aragón, colecciones, libros, series, etc.

En 2014 nace el grupo HENNEO, que integra a HERALDO -y con él a ‘20 minutos’, ‘Diario del Altoaragón’, ‘La información.com’, ‘Cinemanía’...- y muchas otras empresas, entre ellas Hiberus, una auténtica líder tecnológica. En 2016 se crea, dentro de los Premios Heraldo de Aragón, el premio HENNEO. Fernando de Yarza López-Madrazo, presidente del grupo (al que acompaña su hermano Íñigo como consejero delegado), decía hace dos años, en un especial del 125 aniversario que es un formidable balance de esa aventura en el tiempo, esa huella del placer eterno a la que aludíamos al principio: "HERALDO ha exportado a HENNEO sus principios. Nuestra alma es editora y al servicio de Aragón", y añadía una cifra que explica toda una metamorfosis: "En pocos años hemos pasado de ser un periódico con 300 empleados a un grupo con más de 2.000".

Se mantienen a gala principios básicos: el rigor, la independencia, la pasión de contar, la identidad y la libertad.

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