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El Pico Erata y otros parajes mágicos en Yésero, el pueblo de los peceros

La localidad del valle de Tena es rica en alternativas de excursiones; la más conocida, y manejable para todo tipo de caminantes, es la subida a esta cima de 2.000 metros desde la que se divisa un panorama espectacular del Pirineo.

El ganado vacuno está feliz en los montes de Yésero.
El ganado vacuno está feliz en los montes de Yésero.
Laura Uranga

Si conoce usted bien el Pirineo, sin duda sabe situar Yésero en el mapa. Si no es así, quizá le cueste un poco; este término municipal de la comarca del alto Gállego está lindando en el este del valle de Tena con el Sobrarbe, en el sinuoso recorrido que une Biescas y Broto, justo después de Gavín y antes de entrar en el Cotefablo. Yésero es un vergel de verdor, que ya se aprecia desde el mirador situado junto al bar social, y su callejero atesora una estética singular, tan pirenaica en los elementos principales (las chimeneas, sobre todo) como personalísima en los detalles.

Preparados para la tormenta

Un detalle: el gran pararrayos en el centro del pueblo es una pista de que las tormentas son un habitante más del término, y que se reciben sus descargas con elegancia victoriana. Otro punto a favor de la localidad es su escasa explotación turística; visitantes haylos, pero no en el número masivo de sus vecinos a babor y estribor; quienes van a Yésero lo hacen sobre todo atraídos por el senderismo, la bici, la montaña mágica del lugar (el pico Erata) o citas relacionadas con la cultura, como el encuentro Brioleta de escritoras aragonesas que este verano ha regresado tras el parón pandémico, y que comenzó en 2007.

A los de Yésero les llaman peceros; la razón, como muchos imaginarán, es que en el pueblo hay tradición de fabricar pez con la resina del pino, al modo tradicional, tal y como se hizo en su día en el municipio cincovillés de Longás. El Centro de Interpretación Casa de la Pez, en un caserón del siglo XVI que ha tenido muchos usos a lo largo de los años, es una visita muy recomendable, que puede hacerse en verano de martes a domingo en horario partido y que el resto del año requiere de una solicitud en el Ayuntamiento local, en el número 974 48 51 72. En el cercano barranco de Infierno, por cierto, están los antiguos hornos locales de este pigmento que se usaba sobre todo para marcar el ganado y forrar las botas de vino.

No se puede tildar de mágica a una montaña sin dar más detalles, más allá de no ofender a Thomas Mann y sin hacer paralelismos con Davos, sede habitual de grandes cumbres rodeadas a su vez de grandes cumbres. El pico Erata mide 2.000 metros, casi 900 más de la altura a la que está Yésero.

La subida no es complicada, aunque el sendero cambiante tiene sus pendientes empinadas; en dos horas y media se puede alcanzar la cumbre, previo paso por zona boscosa, llegada al Collado de Espierre y siguiendo en dirección Otal, subida a una cima desde la que se ve, haciendo un ejercicio giratorio sencillo, varias cumbres del macizo de Monte Perdido, la peña Oroel o la Telera. Acercarse a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, del XVII, en la confluencia de los barrancos de Sía y el Infierno, también es otra buena idea.

Este año, Yésero también ha sido noticia por razones lingüísticas;DGA, Comarca de Alto Gállego y Ayuntamiento han impulsado la edición de un folleto en el que se recogen más de 200 topónimos de este municipio. Una exitosa acción de rescate que permite poner en blanco y negro un tesoro comparable a los que se guardan en cofres o se desparraman por la espectacular naturaleza del lugar.

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