'Héroes de barrio': Un padre en un mal momento
Joaquín, futbolista que exalta el sentimiento bético, despierta simpatía dentro y fuera del campo, aunque la atención mediática que recibe hace pensar en el eterno reclamo del factor andaluz y su faceta recuerda la fina línea entre la gracia y lo cargante. Su figura y la devoción que se le tiene mueven la premisa de ‘Héroes de barrio’, comedia sustentada en un tema recurrente y de implicación natural como el de todo lo que un padre haría para no decepcionar a un hijo, hecho acompañado del clásico juego con el enredo que acarrean la situación, las falsas promesas y las mentiras que no se frenan a tiempo. Aquí un comentario fanfarrón típico de bar provoca que la gente piense que el protagonista es amigo de Joaquín, lo que llena de ilusión a su pequeña, amante del balón. Ángeles Reiné, directora de ‘Salir del ropero’, mejora respecto a su debut y ofrece una de esas películas honestas que funcionan a pesar de su base convencional y que incluso dejan buenos apuntes.
Por sorpresa frente a lo que cabía esperar, la historia pone en especial el foco en la descripción del mal momento del padre, atascado y en deriva perdedora, y en la relación paternofilial en dicho marco. Un acierto narrativo que lleva aparejado otro en términos de tratamiento, el de que el ‘asunto Joaquín’ se articula desde el esquema del personaje que determina el relato y que sin embargo no aparece hasta el final.
La comedia, que sabe canalizar la evocación del barrio y que por otro lado responde al crecimiento del fútbol femenino (el prólogo y el epílogo), se ve favorecida por un Antonio Pagudo entregado y entonado. Las aportaciones de Antonio Dechent, el abuelo, y de Lisi Linder, la expareja (sus escenas remiten a lo que permanece latente tras las rupturas amistosas) entrañan asimismo interés. El público se fija en el detalle de que Luna Fulgencio, la niña artista de la trilogía ‘Padre no hay más que uno’, encarna a la hija.