¿Qué está pasando en el mercado del arte?

Los coleccionistas vislumbran crisis pero gastan más. Salen al mercado Goyas que se venden y otros que no, y nadie acierta a explicar por qué 

A la izquierda, 'El bautismo de Cristo'; a la derecha, 'Aparición de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago y sus discípulos'
A la izquierda, 'El bautismo de Cristo'; a la derecha, 'Aparición de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago y sus discípulos'
Heraldo.es

El pasado 23 de junio, ‘La Aparición de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago y sus discípulos’ de Goya, salió a subasta por dos millones de euros, la mitad de lo que se pedía hace unos años. Fue una sorpresa que la pintura, avalada por numerosos especialistas, no encontrara comprador. Dos semanas más tarde, también en Madrid, se subastó ‘El bautismo de Cristo’, un lienzo de Goya de tamaño menor y no tan consolidado. Y la sorpresa fue entonces que, contra todo pronóstico, se vendiera por 2,5 millones. El mercado del arte está experimentando una pequeña revolución y los que la viven desde dentro no aciertan a explicársela.

"Hay una oferta muy grande y la difusión es mayor que nunca, pero todo lo que está saliendo al mercado es imposible que se venda –apunta el galerista zaragozano Ricardo Ostalé–. Se venden solo las obras más atractivas, las más documentadas. Ocurren cosas inexplicables, pero es que ahora nada es como era hace unos años y resulta difícil analizar el mercado. De repente algo no se vende... o se vende muchísimo".

Pero el caso de los dos goyas ha intrigado a muchos especialistas, que debaten, más en privado que en público, una posible explicación. "Todos tenemos una teoría propia –asegura Borja Mora, de la zaragozana Aragón Subastas–. La mía es que la sala que vendió el Goya tenía clientes para ese cuadro y la que no vendió el suyo, no. De otra forma, no tiene sentido lo ocurrido. Porque, si yo soy coleccionista y quiero un Goya, prefiero el que se quedó desierto: es más grande y lo conoce todo el mundo". Su opinión tiene un peso especial porque Aragón Subastas, como sala, es un ‘brazo’ de Abalarte, que fue quien vendió su Goya. Borja Mora subraya que las obras que descubre aquí "se subastan primero en Zaragoza". "Y, si no se venden, salen a subasta luego en Abalarte en Madrid, donde muchas veces suben de precio porque se las disputan varios coleccionistas. Por eso digo lo de los clientes. Una obra importante de arte contemporáneo, por ejemplo, se vendería mejor en la sala que no encontró comprador para su Goya que en Abalarte. Porque tienen más clientes interesados. Abalarte también ha vendido este año un Velázquez, y subió el precio de salida en un millón de euros. Tiene muchos clientes que buscan pintura antigua".

"El cuadro de Goya de la Virgen del Pilar es fantástico e indiscutible –añade Ostalé–. Pero evoca a una estampa religiosa y hay muchos compradores que no lo querrían colgar en casa. El del ‘Bautismo de Cristo’ es más discreto, más atractivo en ese sentido".

El caballo de batalla en muchas piezas es la autoría, en el caso de que no estén firmadas o documentadas. Algunas salen al mercado avaladas únicamente por el informe de un especialista. Otras están más ‘consolidadas’, es decir, cuentan con el apoyo de varios expertos. "Si a un coleccionista le gusta el arte, tendría que olvidarse de si un cuadro es de tal o cual pintor –señala Borja Mora, aunque luego matiza–. Pero, en realidad, al final lo que busca es seguridad". Y esa seguridad la da la firma, la autoría. "El mercado tiene sus propias reglas y a veces es caprichoso –asegura Ricardo Ostalé–. Por eso en ocasiones los cuadros que solo van avalados por un especialista, por muy importante que éste sea, no funcionan a los mismos precios que los que están unánimemente admitidos. Una cosa es el arte y los historiadores, y otra el mercado, que busca ante todo seguridad".

Otra de las sorpresas de los últimos meses es que, con la inflación y la certidumbre de que se avecina una fuerte crisis económica, las ventas de arte, lejos de menguar, suben.

"También el año pasado se firmaron más hipotecas que en muchos años anteriores, y llama la atención –apunta Mora–. Hay coleccionistas a los que no les importa esperar unos años para comprar, pero los que tienen mucho dinero es ahora cuando más arte adquieren. De momento en las salas de subastas no estamos notando la situación mundial, se está vendiendo tanto lo que es muy bueno como lo que no lo es. Pero lo lógico es pensar que sí vamos a notar la crisis".

"El arte es una inversión segura, sobre todo el antiguo –concluye Ostalé–. Y los canales de venta siguen siendo los mismos que hace unos años, las galerías y las salas de subasta. El coleccionista todavía riesgos en comprar por internet. Para mí, quien compre como inversión se va a equivocar mucho, y el que lo haga por gusto, poco. No es que el mercado del arte sea complejo, sino que la sociedad actual lo es. Y, en momentos de incertidumbre, como el que estamos viviendo, los valores tangibles, como el arte, tienen más fácil encontrar comprador. Los intangibles, como las acciones bursátiles, pueden perder todo su valor de la noche a la mañana".

El comprador de arte y antigüedades debe dejarse llevar por sus gustos. "¿Tenemos que pensar que acertar en una compra depende solo del factor económico?", se pregunta Ricardo Ostalé. Pero el caso es que es difícil que un coleccionista no piense en si una obra se va a revalorizar o no. "El problema –añade– es que comprar arte como inversión es un error, puede llevarte a tener una colección con obras feas. Hace 20 años había en Madrid un abogado que compraba solo arte gótico y renacentista anónimo, pero de muy buena calidad. Y tenía una colección impresionante. Quien solo busca firmas quizá tenga una colección menos interesante. Toda obra tiene un autor, aunque no sepamos quién".

¿Qué sube y qué baja? ¿Qué está de moda? "Los precios del mueble antiguo están por los suelos –apunta Borja Mora–. Hace 20 años se vendían muebles del siglo XVIII por 30.000 euros y hoy pides 4.000 y, aún así, cuesta venderlos. Pero la tendencia está cambiando. En los países nórdicos ya se está decorando con mueble inglés, e incluso algunos diseños de Ikea ya caminan en esa dirección". Aragón Subastas, la sala que abrió en 2016 en la calle Joaquín Sanz Gadea, ha consolidado una clientela que busca desde arte oriental a obra de pintores aragoneses, pasando por muebles.

Ricardo Ostalé, con galería en la calle Teniente Coronel Valenzuela, asegura que la pintura antigua es un valor seguro, pero también alerta sobre las modas. "Tras la crisis de 2008 se desplomaron los precios de la pintura del siglo XIX y, aún hoy, salen Gárates a la venta por unos cientos de euros y no encuentran comprador. En los últimos años se ha puesto de moda el arte colonial, que se está vendiendo carísimo. También suben los precios de los autores que se ‘recuperan’, como ha ocurrido en los últimos años con Manuel Bayeu o Virgilio Vallmajó, por poner dos ejemplos".

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