narrativa aragonesa. artes & letras

Miguel Mena se cuenta y, a la vez, ahonda en la historia de Zaragoza y de España


El escritor publica ‘Puente de Hierro’ (Pregunta), la peripecia de una mujer, documentalista, que le sirve para hacer una radiografía del país

Miguel Mena cruza a diario el Puente de Piedra de su novela.
Miguel Mena cruza a diario el Puente de Piedra de su novela.
José Miguel Marco.

Pregunta Ediciones presenta la nueva novela de Miguel Mena, ‘Puente de Hierro’, de la que quiero compartir mis hallazgos. En el texto, que puede leerse plácidamente de una sentada, se advierte enseguida el hábito que distingue al monje experto y la intensa revisión que ha sufrido antes de llegar hasta nuestras manos -oculta bajo esa fluidez-, pues se desarrolla con una voz coherente, ágil y cercana y sobrepone a la trama principal informaciones y circunstancias enriquecedoras, al tiempo que el trasvase de alma que hay entre el autor y sus personajes aporta la emoción necesaria para sentir verdad en la novela.

Esta conmovedora obra abarca desde una breve historia del periodismo escrito en Zaragoza, hasta una suerte de autobiográfica, pues creo que -al igual que Flaubert- Mena podría afirmar aquello de Carmen “c’est moi”. Pero también es una novela histórica en la que se retrata certeramente una sociedad y un momento de esa España que crecía a base de descoser para apurar las costuras y sacar los bajos.

El tiempo está muy bien medido y hay un eficaz retrato de los afectos, habiendo un interés casi antropológico en las relaciones familiares que quedan descritas en sus páginas y con las que se puede revivir una forma de ser y actuar que, en la actualidad, se ha visto alterada por los cambios sociales y tecnológicos. En buena medida, la novela tiene un plano de lectura dentro de esta clave: la transformación social que supuso la transición y, por otro, compone una semblanza certera de una clase obrera, honesta y sacrificada, que también ha sufrido una evolución notable.

El relato se fortalece con las “debilidades” de Mena como, por ejemplo, la curiosidad —que se sustancia en los detalles sobre rincones de los lugares por los que discurre la trama—, el amor por la música -que, en este caso, nos lleva a conciertos y bandas históricas de Zaragoza- o el humor y el gusto por la toponimia que pueden ejemplificarse en las bromas de Carmen con su padre y en el párroco de cierto pueblo de la comarca de Calatayud. Todo esto ocurre mientras vivimos la historia de Zaragoza, la historia de España, con las masacres terroristas de los años de plomo, con los sucesos más dramáticos de aquella época en esta ciudad; tiempos difíciles e ilusionantes sobre los que, además de esta espada de Damocles, pendía el mazo de la represión dictatorial, coerción tardofranquista que dejó a una generación -al menos- castrada emocionalmente, marcada por un entorno en extremo pudoroso y en difícil equilibrio entre la sumisión y el rechazo radical al sistema.

La novela tiene un plano de lectura dentro de esta clave: la transformación social que supuso la transición y, por otro, compone una semblanza certera de una clase obrera, honesta y sacrificada, que también ha sufrido una evolución notable.

Entre sus páginas hay espacio también para la denuncia discreta con la que señala los actos sin calificarlos -como la tardía retirada de la Academia General Militar en 2006 de la estatua ecuestre del dictador- y para destacar valores no sólo de convivencia y cohesión social, sino también de afecto, de respeto y compasión, de empatía global que va desde quienes sostienen posiciones opuestas, hasta los que queremos de memoria, automáticamente, y sufren nuestra falta de tacto o comunicación, constituyéndose en un monumento a las mujeres, a las madres, de esa época, seres mitológicos que Mena trata de salvar del olvido. En definitiva, si alguno de mis amigos extranjeros me preguntara qué leer para conocernos mejor, sin duda, le recetaría esta novela llena de sensibilidad y elegancia, de rigor y de cariño y en la que he sentido ese milagro que ocurre con algunos textos que se erigen ante el lector como espejo en el que mirarse.

LA FICHA

'Puente de Hierro'. Miguel Mena. Pregunta. Zaragoza, 2022. 238 páginas.

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