Por
  • Gonzalo de la Figuera

La nueva promesa del flamenco jerezano

La cantaora María Terremoto
La cantaora María Terremoto
Paco Barroso

A lo largo del mes de mayo se ha venido celebrando en la Rotonda de Delicias el ya tradicional festival Flamenco Zaragoza, en el que han brillado voces femeninas como la Kaita o Anabel Valencia, además de los heterodoxos Romero Martín, y con espacio para algunos nombres de la tierra, como el Harry y D’Colorao. 

Pero posiblemente la figura que más expectación despertaba del programa era María Terremoto, jovencísima cantaora –apenas 22 años– avalada por su pertenencia a una de las estirpes históricas del flamenco jerezano e hija de Fernando Terremoto.

Ante un recinto prácticamente lleno, María demostró estar en camino de convertirse en una de las nuevas figuras del flamenco del siglo XXI, en el que tanto están destacando las voces de mujer (de Rocío Márquez a Rosario ‘la Tremendita’ o Naike Ponce). A su hermosa voz todavía le falta algo de cuajo, algo lógico dada su edad, y está por ver hacia qué derroteros encaminará sus pasos, si se ceñirá a la ortodoxia del cante puro o se atreverá a experimentar con otras posibilidades sonoras, pero visto lo visto el viernes solo cabe esperar cositas buenas de esta prometedora muchacha.

La nueva Terremoto se arrancó invocando el mítico ‘Todo es de color’ de Lole y Manuel, para luego adentrarse con notable estilo y bonita afinación por cantes de Levante, caña, tangos (citando ‘Solo quiero caminar’ de Paco de Lucía), alegrías o bulerías. María echa buenas dosis de pasión y emoción a su cante, y a ratos abandonó el micrófono para enfrentarse al público sin intermediarios tecnológicos: posee voz sobrada para salir airosa del reto. No en vano se crió en el jerezano barrio de Santiago, algo así como una universidad callejera del flamenco.

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Músicos:María Terremoto, cante; Nono Jero, guitarra; Manuel Valencia y Manuel Cantarote, palmas.

María estuvo acompañada de forma tan escueta como precisa por la guitarra de Nono Jero y las palmas y jaleos de Manuel Valencia y Manuel Cantarote, dos auténticos fenómenos en lo suyo; lo de tocar palmas puede parecer cosa fácil, pero hacerlo como ellos no lo es en absoluto. El festival se despide el próximo viernes con Sebas de la Calle y su rumba del extrarradio

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