Desde el Allegro con brio, inicio de la ‘Sinfonía nº 3 en Fa Mayor, op. 90’, de Brahms, con la que comenzó la actuación de la Orquesta Sinfónica de Radio Suecia, el miércoles 11, dentro de la Temporada de Grandes Conciertos del Auditorio, pudo percibirse la maestría de Daniel Harding al deshilvanar el nudo gordiano, desde el punto de vista estructural y armónico, que constituyen las obras mayores del compositor. Cada familia instrumental en su función y todas confluyendo en una sonoridad bien hilada, construyeron un tejido cromático de alta densidad. 

Sin espectacularidades innecesarias, pero con una precisión impecable, el director fue guiando los pasos de la orquesta que en el delicioso Andante consiguió un punto de lirismo de acusada sensibilidad. Para el Poco allegretto del tercer movimiento, de resonancias melancólicas en la tonalidad menor, la orquesta supo fundir sus recursos melódicos con una sucesión de ritmos de gran expresividad. El conclusivo Allegro completó el complejo mensaje que elabora Brahms en todas sus producciones sinfónicas contraponiendo ideas y sentimientos.

Llenó la segunda parte de la convocatoria la ‘Sinfonía nº 1 en Do Menor, op. 68’ en la que tanto los instrumentistas suecos como el director británico tomaron en brazos al gran genio alemán para conducirlo por los senderos que diseñó con la alta inspiración que caracteriza toda su obra. 

El primer movimiento dibujó un escenario de combates tímbricos y alternativas rítmicas que progresivamente Harding fue atemperando. Logró hacerlo más evidente en el segundo movimiento y resaltó el carácter festivo del tercero haciendo danzar a la cuerda con elegancia. Espectacular la versión de los compases de carácter solemne en la voz de trompas y flautas que singularizan el cuarto movimiento, en el que finalmente se involucra la orquesta en pleno.