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  • Enrique Abenia

'Sonic 2. La película': la simpatía de lo sencillo

Un fotograma de la película.
Un fotograma de la película.
Archivo Heraldo.

Para la generación que creció con las primeras consolas, pensar en los videojuegos de la japonesa SEGA conduce de modo inmediato al erizo azul hiperveloz Sonic, icono del ‘arcade’ clásico. La tardía adaptación cinematográfica conjugando la animación digital con la ‘acción real’ suscitaba dudas, pero ‘Sonic. La película’ (2020) constituía un entretenimiento bastante digno en los parámetros del terreno familiar y juvenil. Aunque poco novedosa y en el fondo convencional, aplicaba con sencillez, honestidad y eficacia sus elementos, y además contaba con el aliciente de la excéntrica encarnación del villano, el Doctor Robotnik, de la mano del infravalorado Jim Carrey. El acierto con el tono motiva que la segunda parte, en la que repiten el reparto y el director Jeff Fowler, mantenga los rasgos a la vez que, como acostumbran las secuelas, los amplíe y potencie. 

El movimiento trae más despliegue visual (y también más duración) y lleva aparejado el desarrollo del imaginario por la entrada en escena del zorrito Tails y del guerrero equidna Knuckles. La simpatía de ‘Sonic 2. La película’ promueve la evasión de los chavales y saca el niño interior del adulto predispuesto y con la nostalgia activada.

'sonic 2. la película' ***
GuiónPat Casey, Josh Miller y John Whittington
DirecciónJeff Fowler
FotografíaBrandon Trost

Robotnik logra volver del destierro y ansía vengarse de Sonic, plan que se torna más ambicioso ante la posibilidad de hacerse con una gema que contiene el poder supremo. La historia, en la que no faltan los guiños a la anterior, sigue una estructura y una evolución reconocibles en la que aparecen la aventura, la amistad, el cambio de perspectiva respecto al aparente enemigo, la heroicidad, la protección y la formación del equipo. Se le perdonan el humor limitado de algunas bromas infantiles y que se detenga más de lo necesario en el tramo de la boda truncada. El juego que ofrece Carrey depara el disfrute a pequeña escala, al igual que el pasaje sorteando trampas y el factor ‘kaiju’ articulado en el final.

La simpatía de ‘Sonic 2. La película’ promueve la evasión de los chavales y saca el niño interior del adulto predispuesto y con la nostalgia activada
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