Del barroco al impresionismo
Al italiano Alessio Bax le correspondió actuar, el pasado miércoles, día 30, en el XXV Ciclo de Grandes Solistas Pilar Bayona, con un programa dividido en dos partes claramente diferenciadas. Barroco y clasicismo en la primera, precediendo a romanticismo, nacionalismo e impresionismo en la segunda.
La ‘Suite inglesa nº 2 en La menor’, de Bach, discurrió en ese cromatismo intermedio que exige el arte del genio cuando se interpreta al piano. Una digitación limpia, con rigor rítmico, y una expresividad bien matizada, fueron las características de su lectura, conjugando las armonías y los contrastes con gran seguridad.
La expeditiva giga final dio paso a una de las obras emblemáticas del genio de Bonn, la ‘Appassionata’, en su denominación canónica ‘Sonata nº 23, op. 57’. Amplitud sonora y energía dinámica en contraste con el recurso a la sonoridad ‘metálica’ desarrollada en la obra de Bach. Trinos y trémolos de esmerada factura en el 'allegro assai' inicial, con el tema melódico de arranque como punto de referencia, y una especial implicación en la zona grave del teclado. Atinado el recurso al efecto ‘eco’ en los primeros compases del ‘andante con moto’, donde la pasión se sosiega, o más bien se agazapa, para regresar exultante en el ‘allegro presto’ final.
El vuelo hasta el romanticismo lo realizó Bax en alas de Chopin, recitando su ‘Balada nº 4 en Fa menor, op. 32’. Ensoñación y fantasía dibujadas con trazos largos y a veces alterados. Y de allí al nacionalismo de la mano de Falla y Albéniz, con la ‘Danza del molinero’ de ‘El sombrero de tres picos’, y la ‘Danza del fuego’ de ‘El amor brujo’, entre las cuales sonó el ‘Tango’, de Albéniz, leído con gran sentido poético.
Por último, ‘La Valse’, de Ravel, en una interpretación consistente envuelta en armonías evocadoras de un juego de gestos y sentimientos. Hubo dos propinas.
