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Zeynep Yamaner: "Me gusta Las Delicias, siento el barrio como un lugar auténtico"

Nacida en Mersin (Turquía) en 1996, esta violonchelista clásica vino a Zaragoza a completar sus estudios y se ha involucrado en diversos proyectos locales

Zeynep Yamaner posa con su chelo junto al Jardín Vertical de las Delicias.
Zeynep Yamaner posa con su chelo junto al Jardín Vertical de Las Delicias.
Toni Galán

Usted nació en el sur de Turquía, junto al mar. ¿Cuándo convirtió la música en su pasión?

En mi ciudad se cogen los barcos para Chipre, desde pequeña siempre pensé en conocer el mundo y viajar muy lejos, aunque ahora extraño el mar. Comencé a estudiar música a los ocho años; mis padres tenían ganas de que aprendiese a tocar algún instrumento, mi hermano mayor recibía clases de una vecina, que era profesora, y yo quería probar. Luego él perdió el interés; ahora trabaja en logística, mientras que yo ya nunca dejé de lado la música.

¿Cómo fue su periodo formativo?

Ha continuado hasta hace poco –ríe– y espero seguir aprendiendo siempre. Entré en el Conservatorio de Mersin a los 10 años; la educación musical clásica en Turquía es intensa, dedicas toda la tarde a la música y el día a las materias normales, pero en Mersin el Conservatorio está dentro de la universidad, así que compartes espacio y exigencias con gente mucho mayor que tú. Yo entré allá en 2004 y salí en 2019, cuando me licencié como concertista y violonchelista clásica; también terminé un máster de pedagogía. He trabajado allá con niños discapacitados, una gran oportunidad para mí como crecimiento personal.

¿Qué la trajo a Zaragoza?

Pues una persona muy concreta, la chelista Helena Poggio, del cuarteto Quiroga, que vino a Mersin con el pianista Miguel Ángel Ortega a dar un recital y una ‘masterclass’. Los dos han dado clase en el Conservatorio Superior de Zaragoza. Helena está en el Cuarteto Quiroga. Yo quería hacer un Erasmus para conocer otra manera de vivir, contacté con ella y me ayudó a venir aquí a proseguir mis estudios en 2017, estuve un año. Luego volví a casa, acabé la carrera y gracias a Helena conocí a Fernando Arias gracias a Helena, otro chelista maravilloso que me ha guiado en el máster que he completado aquí en Zaragoza. Investigué sobre los maqams, un tipo de melodía que se conecta con el flamenco y la música culta árabe. Hay patrones comunes.

¿Con su formación clásica, le tienta ponerse flamenca?

Ponerme flamenca... ¿por qué no? Una de las integrantes de Komando Komare es mi compañera de piso, suelen ensayar en casa y me han enseñado muchas canciones. Si algún día me invitan al grupo, no diría que no –ríe– y bueno, algo planeamos, sí. De momento estoy muy contenta aquí en Amankay, he encontrado conexiones entre la música andina y la tradición de los maqams. En la Orquesta de las Esquinas suplo a veces a la violonchelista residente, Elva Trullén; he hecho el espectáculo ‘Locos por Disney’, ‘Locos por viajar’… también me ha invitado dos veces la Orquesta Reino de Aragón. Estoy trabajando en Orquesta Escuela, una obra social de la Harinera de Zaragoza, como profesora de chelo para niños, y trato de mejorar mi español por las mañanas en la Escuela de Idiomas. Me interesa la música para teatro y danza; pude experimentar en una producción teatral de Alfonso Desentre, ‘20 poemas’.

Tiene la jornada a rebosar. ¿Ha encontrado en Zaragoza un lugar para hacer planes a largo plazo?

Me adapto bien a los cambios, pero en Zaragoza no me ha sido difícil acostumbrarme al modo de vida; estoy feliz, he encontrado gente amable, me gusta vivir en Ciudad Jardín, me gusta Las Delicias porque hay gente de todo el mundo, siento el barrio como un lugar auténtico… solo extraño a mi familia, y al mar.

Le ha tocado una contingencia dura para vivirla lejos de casa.

Pasar el confinamiento sola aquí no fue fácil; lo pasé mal, como todos, pero traté de aportar lo que pude;tuve la ocasión de actuar para mis vecinos, hicimos muchos amigos en el barrio. Ahora no puedo dejar de pensar en la guerra… es muy fuerte, terrible, Ucrania está junto a mi tierra y me pone muy triste, pero la guerra es horrible en cualquier parte, no entiendo un mundo sin paz.

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