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Amankay: los Rolling Stones andinos están en Zaragoza

La banda, activa desde 1976, sigue el ejemplo de durabilidad de la banda británica; actúa por primera vez desde la pandemia este sábado 19, en El Corazón Verde, con debut incluido en sus filas

Los siete integrantes actuales de Amankay, con González en el centro; la segunda por la izquierda es Yamaner.
Los siete integrantes actuales de Amankay, con González en el centro; la segunda por la izquierda es Yamaner.
HA

Jaime González cumple años este sábado. “Ya me puedo jubilar con la edad que alcanzo, pero de la música, no; de eso no me jubilaré nunca”. También involucrado en Almagato con su amigo Mauricio Aznar, González es parte de Amankay desde el primer acorde, desde el primer ensayo; se trata de un grupo zaragozano especializado en música sudamericana, andina sobre todo, que tomó forma de asociación cultural en el camino y lleva la friolera de 45 años y medio en activo. Este sábado 19, por primera vez desde la llegada de la pandemia, Amankay se presentará ante sus incondicionales en concierto; será en El Corazón Verde (África, 8) en doble pase para mantener aforos coherentes con la situación sociosanitaria: a las 20.00 y las 22.00 (entrada, 10 euros).

“La verdad es que ha llovido un poco, pero sí recuerdo los inicios, claro -explica González- porque además hemos celebrados varios aniversarios redondos. Fue en septiembre de 1976; un servidor y los hermanos Carlos y Alberto López coincidimos en Peñíscola de vacaciones, y a los tres nos gustaba la música sudamericana de raíz. Yo la había descubierto por mi hermano, que estudiaba en París y trajo un disco con la versión de Los Incas de ‘El cóndor pasa’, con un arreglo del argentino Jorge Milchberg que sirvió de base a Paul Simon para la versión que sonó en el mundo entero. De vuelta a Zaragoza empezamos a ensayar con flautas dulces y un tambor grande de detergente que usamos de bombo”.

Alberto no era instrumentista, pero se reveló como el ideólogo de la apuesta. “A día de hoy se encarga de nuestra web, de la iluminación… sigue siendo miembro activo de Amankay, aunque no sea músico. Al principio tocábamos Carlos y yo, mi hermana Pili y tres amigas suyas, aunque esa formación duró poco, las chicas lo dejaron. Ensayábamos en la calle Granada de Torrero, en nuestro Guariche, un almacén del padre de Alberto y Carlos que nos cedió a cambio de que lo adecentáramos”.

Como estaban a ras de calle, los ensayos del terceto llamaban la atención. “Un día pasó por allá Carlitos, un tipo de otro grupo similar, Tiaguanaco, y se interesó por nuestra música. Al poco vino con otro compañero de grupo, Chema, para unirse a Amankay. Poco después se sumó Jose Luis, que venía de una banda de folk castellano; con este quinteto duramos mucho, y tocamos un montón, sobre todo en el Cafetín de la calle Sepulcro. A finales de los 70 llegó a Zaragoza mucha gente de Argentina y Chile, que huía de sus respectivas represiones militares”.

Mucha agua bajo el puente

Amankay se curtió en la carretera; los contrató la Polifónica Fleta para hacer la misa criolla por buena parte de Aragón durante casi dos años, y se sumaron a la formación Alberto Moreno y dos chavales del grupo Apakana, Pablo y Javier. “En 1991 hubo una escisión, varios miembros no siguieron por motivos diversos. Nos convertimos en Asociación Cultural, y así seguimos. Hay un fondo de lo que se ingresa en los conciertos, destinados a pagar local, libros, instrumentos, reparaciones, viajes…. ahora estamos en San Gregorio, tenemos un pequeño estudio en el local y ahí hemos grabado nuestros cuatro discos, que se venden en amankay.org y pueden escucharse en plataformas digitales. El último, eso sí, se mezcló en el Laboratorio Audiovisual del Ayuntamiento”.

Amankay emplea instrumentos habituales en el folclor andino. “Está la quena, flauta de bambú sin boquilla, con siete agujeros y muy grande en relación a una flauta dulce; tiene unos 40 centímetros de largo y es hueca. También la zampoña andina o siku, compuesta por dos hileras de caña de siete y seis agujeros; el charango, más conocido aquí, una guitarrita de cinco cuerdas dobles, que en su día tenía la caja de resonancia hecha de caparazón de armadillo, algo prohibido ahora. Y el pinquillo, parecida a la quena pero con boquilla, además de su versión gigante, el moceño, que es de origen aymará. Ahora estamos a la espera de conseguir un mandolín ecuatoriano y un rondador, también de este país, para que manden en nuevas canciones; el rondador es casi armónico por los tubos intercalados entre las notas principales, se puede hacer acordes con él”.

Un debut formal en el Corazón Verde

Amankay lleva algunos meses con la presencia en los ensayos de la chelista Zeynep Yamaner, de nacionalidad turca; es concertista de violoncello, habla castellano a la perfección y reside en Zaragoza. La formación actual, quizá la más estable en la historia del grupo, la completan Pablo Cruz, Alberto Moreno, Elena Arnaldos, Luis Enguita y Danilo Sepúlveda. “Ha sido una pena perder a Lirio Miravete, una magnífica artista y encantadora persona, pero ha tenido que dejar Amankay por cuestiones de salud. Zeynep es muy buena y estamos seguros de que hará un gran trabajo, ya lo está haciendo. El sábado tocaremos en formación ‘inkamerata’, dispuestos en círculo, con los instrumentos en la mesa. El público también nos rodeará en círculos concéntricos. Será un espectáculo íntimo, desenchufado casi al 100%, con arreglos especiales de temas tradicionales y un sonido que mezcla lo andino con una mezcla de jazz y barroco”.

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