Por
  • Luis Alfonso Bes

Grigory Sokolov: inconmensurable

Grigory Sokolov, en uno de sus conciertos.
Grigory Sokolov, en uno de sus conciertos.
Europa Press/Palau de la Música

Impactando. Sin contemplaciones. El pianista Grigory Sokolov atacaba con fuerza ’Kreisleriana, opus 16’, de R. Schumann. Y lo hacía sumergiéndonos en un torbellino melódico cargado de irisaciones tonales sugerentes. Sokolov pulsó cada nota con la fogosidad sensible del artista nacido para ser grande. El ruso se apoyó en un sentido del canto pianístico formidable, logrando con aparente facilidad el sueño dorado de todo pianista, que es fundir en melodía las percusiones individuales de los macillos sobre las cuerdas de la máquina prodigiosa de fabricar música que es el piano. El sonido profundo, poderoso, inconfundible del gran Steinway & Sons no podía encontrar mejor intérprete para iniciar este ciclo, paradójicanente, en el día infausto en que el mandatario de su país de origen decidió sembrar el terror en Ucrania y en el mundo. El recital había comenzado con las “Quince variaciones con una fuga, opus 35”, de Beethoven también llamadas ‘Variaciones heroicas’, dado que utilizó su tema para su ‘Sinfonía nº 3, Heroica’. Grigory Sokolov, fogoso, exprimió el tema con maestría sacando todo el jugo latente en su marco melódico-armónico y fue progresando con el impulso debido en cada una de las variaciones, que sonaron dotadas de la energía ‘olímpica’ que Arnold Schönberg afirmaba ver en ellas. El pianista transmitió con eficacia este mismo humor en la fuga de hechuras orquestales, y su sonido radiante fue arrancado del teclado cuajando una interpretación formidable de esta obra del sordo genial.

GrigorY Sokolov, piano *****
Programa: '15 variationen mit einer fugue es-dur über ein eigenes thema, opus 35', de Ludwig van Beethoven; 'Drei intermezzi, opus 117', de Johannes Brahms; 'Kreisleriana. Fantasien, opus 16', de Robert Schumann.

Y completó el recital con los ‘Drei Intermezzi, opus 117’, de J. Brahms, donde, tras los momentos iniciales bien dotados de lirismo conmovedor, el pianista de San Petersburgo siguió tensando la línea melódica con acordes y acordes arpegiados en ambas manos con un resultado de fuerte carga expresiva.

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