Algo más que poner letreritos: así se subtitulan las series y películas que ves


El zaragozano Iván Payá lleva 15 años al frente de una empresa especializada en traducir y subtitular todo tipo de productos audiovisuales.

El zaragozano Iván Payá es un profesional de la subtitulación de series y películas.
El zaragozano Iván Payá es un profesional de la subtitulación de series y películas.
Heraldo.es

La subtitulación de producciones audiovisuales vive una edad dorada de la mano de las plataformas televisivas, necesitadas de ofrecer este servicio en prácticamente todo su ingente contenido. Mientras se mantiene la pulsión cinéfila de escuchar las voces originales de los actores, aparecen nuevos públicos con un nivel superior en idiomas, sobre todo inglés, a los que les resulta natural o menor ese ‘esfuerzo extra’ de leer ‘letreritos’.

El papel del subtitulador es atender a ambos colectivos, pero también (y sobre todo) al que no sabe ni ‘papa’ de otras lenguas. Es entonces cuando se hace valer la pericia en una tarea compleja que requiere salir al paso de muy diversas cuestiones: desde las propias de la traducción -mantener el tono y el sentido- a las de carácter técnico, como la sincronización, la velocidad de los subtítulos o su longitud de acuerdo a los formatos, todo un arte en el que la experiencia es un grado.

Puede presumir de ella el zaragozano Iván Payá, que lleva 15 años al frente de Subtitularte, una empresa que traduce y subtitula desde vídeos corporativos a cortometrajes, cine, documentales, videoarte... Entre sus más recientes trabajos está, por ejemplo, ‘American Crime Story: Impeachment’, la serie sobre el escándalo de Monica Lewinski (Canal FX) o algunas temporadas de 'American Horror Story'. Los amantes del cine festivalero también habrán leído muchos de sus subtítulos en documentales como 'Gimme Shelter' o la versión remasterizada de 'Metrópolis', entre otros.

La labor de Payá pasa, sobre todo, por hacer de puente entre el creador y el receptor salvando las barreras idiomáticas sin traicionar el espíritu de la obra. "Cuando uno se enfrenta a una traducción es importante conocer el acervo cultural del director o de los guionistas", explica Iván, que se inició en este mundo subtitulando manualmente en la Filmoteca de Zaragoza.

"Cuando veo una buena traducción y unos buenos subtítulos no falla, no hay una máquina detrás: al final de la proyección siempre figura el nombre de la persona que los ha hecho".

"Hablamos de unos años en los que aún no había llegado el formato digital. El cine minoritario no llevaba los subtítulos incorporados y, al tener pocas copias, las bovinas no se podían 'manchar'". De esta manera, los subtítulos se incorporaban aparte, rotulados en una pantalla al ritmo que controlaba Iván. Su papel, además, era el de, al entender la película en versión original, vigilar sobre la marcha que los letreros y lo que hablaban los personajes se correspondiese.

Desde entonces hasta hoy han pasado muchas cosas determinantes no solo para el presente de la subtitulación, sino para su futuro. Las plataformas han incrementado enormemente la demanda de subtítulos, si bien, matiza Payá, "la mayoría de ellas los pone en manos de grandes multinacionales". 

La prisa (derivada precisamente de esa demanda creciente) es uno de los retos a los que se enfrenta la profesión, aunque la mayor parte de las veces se respetan los tempos de una labor que puede realizarse de oído -viendo la película que llega con marca de agua para evitar pirateos- o bien a partir de los guiones u otros materiales escritos.

'El juego del calamar': lost in traslation

La televisión en 'streaming' ha multiplicado asimismo las nacionalidades de las series y por tanto el de los idiomas originales que hay que traducir. "Hacerlo directamente, por ejemplo del coreano, es mucho más caro, por lo que se acaba tirando de la versión inglesa y perdiendo así matices", señala Iván. O, a veces, ni eso, como le sucedió a Netflix con 'El juego del calamar', cuya traducción y subtitulación (algunos creen que mediante un 'software') fue muy criticada por los grandes errores que presentaba. De tal calibre que, incluso, impedían la correcta comprensión de la trama. Payá especula con lo que pudo pasar: "Yo creo que ni la propia plataforma espera el éxito de la serie y por eso los subtítulos eran para salir del paso, pero no es lo que suele pasar", sostiene.

Precisamente la inteligencia artificial se perfila como una de las grandes amenazas de los profesionales de la subtitulación: "Hay ya herramientas muy sofisticadas, que hacen empalidecer al famoso Google Translator ", avisa Iván. Sin embargo, pese a destacar la capacidad exponencial de mejora de estos ‘softwares’, cree que "hoy por hoy es imposible prescindir del factor humano". "Cuando veo una buena traducción y unos buenos subtítulos no falla, no hay una máquina: al final de la proyección siempre figura el nombre de la persona que los ha hecho".

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