Por
  • Javier López Clemente

Una comedia que mira al cielo

Las dos actrices de la obra 'Benditas'.
Las dos actrices de la obra 'Benditas'.
Heraldo.es

Bendita es una persona bienaventurada que goza de la presencia de Dios pero, como la definición de divinidad depende de cada uno, ese título también se alcanza en compañía de la Virgen María, San Google o de los peregrinos espaciales que llegan a Marte. Faustina y Damiana son dos rústicas que se enfrentan a estos elementos divinos que vienen del cielo aplicando el racionalismo cartesiano para resolver conflictos: Dudar del valor de la experiencia que nos llega a través de los sentidos, argumentar con un discurso filosófico y encontrar la verdad, o al menos intentarlo.

La dramaturgia utiliza ese planteamiento de duda y conflicto para desarrollar la acción en tres jornadas que comienzan chispeantes pero van perdiendo energía con la repetición de la fórmula narrativa. El texto desarrolla unos diálogos de vértigo para airear acontecimientos vitales a través de la ironía, dobles sentidos y una filosofía de andar por casa, para generar sonrisas y una gran empatía por esas dos pastoras que exponen cuestiones tan serias como los problemas que lastran a las mujeres por el hecho de serlo, el capricho de una guerra fría que vuelve a los informativos o cantar una canción clásica de Miguel Bosé.

Las actrices Begoña Martín y Carmen San Esteban aprovechan la austera escenografía para fijar la atención del público en una excelente construcción de los personajes a partir de un fraseo eficaz, gestos precisos y movimientos espaciales que aúnan vitalidad y poesía. Faustina y Damiana, entre algunos reproches y mucha sororidad, certifican una larga amistad a prueba de ensoñaciones, para decirnos que en medio del rebaño, entre pulgas que pican, delirios que asombran y milagros tecnológicos que abducen, todavía podemos emplear esa máxima que dice: Pienso, luego existo.

‘Benditas. Todo viene del cielo’ ***
CompañíaEl Mono Habitado.
Texto y direcciónRaúl Camino.
IntérpretesCarmen San Esteban y Begoña Martín Treviño.
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