Apoteósico Camarena
Con altas dosis de la potencia expresiva que tal instrumento es capaz de transmitir, el piano introducía el ‘Lamento di Federico’, de F. Cilea. Luego, el tenor Javier Camarena se adueñó del tema y ascendió hasta los agudos con dosis de pasión muy destacadas. Pasión que fue expandiéndose hasta el bien alentado y dramático pasaje final.
Camarena, había abierto el programa operístico, primero, con ‘Prendre le dessin d’un bijou’, de Leo Delibes, y tras una sentida introducción de un brillante Ángel Rodríguez al piano, el mexicano cantó mayestáticamente, recreándose en sus líneas de canto sinuosas, para luego seguir con la luminosa ‘Instant charmant…’, de J. Massenet, donde emitió un trazo melódico de belleza vocal introspectiva, con ‘diminuendos’ a pianísimo muy ‘fletísticos’ cargados de sensibilidad.
Javier Camarena, entregado, demostró su calidad estelar, luciendo una voz cuyo timbre ha adquirido mayor profundidad y ganado en armónicos. Su voz se ha expandido en la zona central con homogeneidad crecida. Ello, unido a sus agudos impactantes contribuyó a un recital rutilante, con momentos realmente apoteósicos.
Así sucedió en ‘Spirto gentil’, de Donizetti, que el tenor coronó con ese do de pecho y se explayó con una exhibición de ‘fiato’ y dominio de la articulación incontestables. Camarena filó las notas con maestría y recogió adecuadamente la voz en ese emocionante final. Una pieza que vino seguida de ‘La mia letizia infondere’, con una interpretación expansiva de esta muestra del talento verdiano.
Además, el recital incluyó una tanda de napolitanas de Falvo, De Curtis y Cardillo, cuya dramática ‘Core ‘ngrato’, con una línea de canto personalmente recreada, trajo de nuevo la apoteosis, que se prolongó con una inenarrable interpretación de ‘Jota de Perico’, en digno homenaje a Fleta.
