Amaral, renovando las esencias

La noche zaragozana era gélida, pero en el interior del Príncipe Felipe se alcanzaron temperaturas cuasi tropicales, no tanto por la calefacción como por la capacidad de Amaral para encender pasiones y generar calor emocional a través de su música. Eva y Juan cerraron en su ciudad la gira de presentación de su último álbum con un concierto tan intenso como extenso, con el que acreditaron una vez más su bien ganada posición estelar en el escalafón del pop español.

Quizá ‘Salto al color’ no sea su trabajo más inspirado, más bien parece de transición a la búsqueda de nuevas fórmulas sonoras, pero en directo la mayoría de sus canciones suenan reforzadas, en especial cuando asoman texturas electrónicas o toques de pop sintético, como es el caso de ‘Señales’, esa ‘Bien alta la mirada’ envuelta en aires latinos, el tecno-glam de ‘Juguetes rotos’ o las resonancias ochenteras a lo New Order de ‘Entre la multitud’, mientras que en ‘Soledad’ se mueven a compás flamenco: todas ellas apuntan a las intenciones renovadoras -sin perder las esencias que les definen- del dúo zaragozano.

Aunque al principio del concierto la voz de Eva no llegaba con claridad, no tardó mucho en subsanarse el asunto y su chorro de voz llegó hasta los últimos rincones del pabellón, perfectamente arropada por las distintivas guitarras de Juan Aguirre y por una banda en la que destaca la excelente labor del batería Álex Moreno.

Junto a las piezas nuevas, la sucesión de éxitos (’El universo sobre mí’, ‘Cómo hablar’, ‘Revolución’, ‘Moriría por vos’, ‘Días de verano’, ‘Kamikaze’, ‘Sin ti no soy nada’) culminó con Míkel Erentxun como invitado sorpresa para recrear ‘Entre salitre y sudor’, de Duncan Dhu, para concluir la fiesta con ‘Salir corriendo’ y ‘Peces de colores’. 

En suma, Amaral ofreció un espectáculo impecable: pop personal y de calidad que satisface tanto a alternativos como al público mainstream, lo cual no es nada fácil.